El conferenciante Teodoro Obiang

Hace tres o cuatro años conocí a Juan Tomás Ávila Laurel, seguramente el escritor ecuatoguineano más conocido en África y Europa, autor de una narrativa sarcástica, atropellada, desigual, hilarante, arrolladora. Lean ustedes Nadie tiene buena fama en este país o Cuentos crudos y lo comprobarán. Por entonces el dictador de Guinea – al que Ávila Laurel llamaba sistemáticamente el idiota – había proclamado el portugués como tercera lengua oficial del país, junto al español y al francés. “Pero, ¿se habla portugués en Guinea?”, le pregunté al escritor. “Claro que no. Pero eso carece de importancia. Casi nadie habla tampoco el francés, y ya ve usted, Guinea forma parte de la francofonía, y así el idiota  puede ponerse otro pin en la corbata”. “¿Y entonces?”  “Pfff. Como si Obiang declara la anexión de Guinea a China o a Texas. Otra idiotez de esa bestia”. Después de encogerse de hombros Ávila Laurel explicó con cierto cansancio: “Es su manera de hacer relaciones exteriores. Detrás está la búsqueda de alianzas políticas, está el petróleo, están comisionistas, está el dinero. Los ecuatoguineanos, no. Los ecuatoguineanos están debajo, pisoteados a diario, gracias a la colaboración entusiasta de gobiernos como el español o el estadounidense”.
El Instituto Cervantes y la Universidad Española de Educación a Distancia han invitado a Teodoro Obiang a impartir dos conferencias en Bruselas, en el marco de la IV Cumbre entre la UE y África. Concretamente la participación de la UNED, que está a punto de cerrar sus puertas en Guinea Ecuatorial, es digna de un relato de Ávila Laurel. No solamente se recibe y agasaja a un dictador sanguinario y crapuloso que está al frente de unos de los regímenes más corruptos y miserables del continente. Es que se trata como a una autoridad intelectual a una sanguijuela cleptómana que ha destruido el sistema educativo público de su país, encarcela, tortura y mata a los disidentes, entre ellos escritores y periodistas, y se enorgullece de que sus ministros y generales – entre ellos muchos de sus familiares – envíen a sus hijos al extranjero para cursar estudios secundarios y universitarios. Unos días antes Donato Ndongo,  el admirable autor de Las tinieblas de tu memoria negra,  nos había contado que sobre Guinea Ecuatorial solo se podía escribir desde el exilio y que el idioma español agonizaba sin remedio. Ávila Laurel sigue escribiendo en Malabo. Pueden ustedes consultar su blog. Escribe contra el idiota y su familia y contra una oposición casi tan idiota como él. Se lo tuve que preguntar:
–¿Cómo estás vivo?
Se encogió de nuevo de hombros y me respondió con otra pregunta:
— ¿Cómo me podría callar?

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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