Manacito

Magníficas perspectivas de ocupación turística. No para la tardía primavera, sino para el verano que ya está en puertas e incluso hasta finales de año. Puede que superemos los 12 millones de turistas en este infausto 2011. Y no es improbable que esos 12 millones de turistas coexistan con una de las mayores tasas de desempleo de la Unión Europea. La crisis institucional, la inestabilidad política y la violencia en Egipto y Túnez, entre otros países de la zona, se prolonga semanas y meses en beneficio de la actividad turística en Canarias y redibujar la planificación y contratación de las vacaciones de los europeos que se lo pueden permitir. La reacción inmediata es preguntarse en la incidencia de una planta alojativa colmatada en la creación de empleo. Si llevamos ya más de un trimestre en racha, ¿por qué no disminuye significativamente el número de parados? En realidad es un interrogante que obvia la situación previa del turismo en Canarias y, más estructuralmente todavía, la aportación real de la llamada industria turística a nuestro producto interior bruto y al mercado laboral del Archipiélago.
Los empresarios turísticos retrasarán todo lo posible las nuevas contrataciones. Y lo harán, simplemente, para recuperar flujo de caja y músculo financiero después de más de dos años perdiendo dinero, para afrontar créditos contraídos durante la crisis o en sus prolegómenos o para ampliar sus muy moderados márgenes de beneficios. Hasta que no cuaje el convencimiento de que este portentoso record no es un maná coyuntural que puede escampar en cualquier momento – y eso no ocurrirá hasta la campaña de invierno 2011-2013 y con una demanda sostenida– los empresarios turísticos y los gestores hoteleros no dirigirán sus miradas al mercado laboral ni, por supuesto, se interesarán por las ayudas que ha puesto a su disposición, con tan melancólicos resultados, el Gobierno autonómico para rehabilitar la planta hotelera.
El sector turístico en Canarias no ha dejado de disminuir su aportación al PIB regional en los últimos años. Jamás se ha caracterizado por modelos de contratación que pivoten sobre la estabilidad laboral, la formación o la especialización. Canarias, en efecto, le debe mucho al turismo, pero no puede pretender que su recuperación económica y su cohesión social dependan de los generales egipcios, tunecinos o sirios. En el mejor de los casos 12 millones de turistas podrían significar 30.000 empleos más durante el próximo año. Un cuarto de millón de isleños seguiría hundido en el paro.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

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