Mariscada

La ministra Fátima Báñez suspendió una mariscada en un restaurante postinudo de Las Palmas antes de llegar a la isla . Es una señal de debilidad. Con poner a una docena de antidisturbios en la puerta no hubiera pasado nada. Como si no hubiera cosas que celebrar por todo lo alto. Por ejemplo, que en Canarias han aumentado en 10.000 los afiliados a la Seguridad Social según fuentes del propio Ministerio de Trabajo. Obviamente estos 10.000 nuevos afiliados lo son por obra y gracia del Gobierno de Mariano Rajoy, mientras los 280.000 desempleados que padece el Archipiélago solo tienen un nombre escrito en la frente con amarga ceniza, que es el de Paulino Rivero y su camarilla de nacionalistas, socialistas, masones y demás ralea. O si se prefiere, cuando el desempleo aumenta, la responsabilidad es del Gobierno autonómico, y cuando disminuye, del Gobierno central, como señalan repetidamente espíritu ecuánimes y constructivos como  Asier Antona o María Australia Navarro, cuyos empleos, precisamente, consisten en considerar como memos recalcitrantes a los ciudadanos que representan.
Es Rajoy quien está rescatando del gulap de CC y PSOE a los parados isleños gracias a reventarlos a impuestos, a precarizar las condiciones laborales, a los contratos basurientos, a estrangular tributariamente a las pequeñas empresas y a los autónomos, a suspender de facto la inversión pública en las islas y, cuando resulta imprescindible un apoyo suplementario, a subir los costes de la energía o cortar abruptamente las subvenciones a las renovables, cortesías todas de José Manuel Soria, para servir a Dios, a Rajoy y a Brufau, aunque no necesariamente por ese orden. Quien quiera verlo que se acerque a las oficinas del Servicio Canario de Empleo, donde los más valientes se aproximan, venciendo todo tipo de coacciones y amenazas del Ejecutivo regional, para conseguir un puesto de trabajo. Cuando por fin acaba la cola y se sienta frente al ordenador del funcionario, el desempleado no deja de lanzar miradas nerviosas a la puerta, porque espera que en cualquier momento aparezca Rivero o – lo que es peor – Francisca Luengo y lo saque de nuevo a la fría intemperie – este Gobierno de perdedores incluso ha empeorado el clima de nuestro jardín de bellezas sin par – cogido por las orejas. De manera que la próxima vez, señora ministra, no se corte, prescinda de su humildad natural y encargue la mariscada. Hasta las langostas y los centollos sabrán – como los parados con la reforma laboral — que es por su bien.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

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