Prietas las filas

Fernando Ríos Rull esperaba en el antedespacho de su presidente del Gobierno, Paulino Rivero, mientras sostenía una apasionada conversación por su teléfono móvil:
–¿Cómo que hoy tampoco ha dimitido nadie? Chico, esto no puede ser. Me he mojado anunciando una hemorragia de dimisiones y aquí no se mueve ni el tato. ¿Hay alguien que se llame Tato en el Consejo Político? No. Claro que no. Juan Manuel me ha decepcionado. Si…claro… Me dijo que el PNC rompía con Coalición Canaria, pero en el último momento va y me suelta que antes, para hacerlo bien, tenía que releerse todas las novelas de un tal Fernando del Paso…Espero que sea cosa de un par de días… Mientras tanto, hay que buscar algo…Rapidito… Yo me enteré ayer que un concejal de Tuineje no aparece por el ayuntamiento desde hace semanas. Al parecer se trata de una diarrea, pero tú podrías esparcir por ahí que ha dejado Coalición decepcionado por el viraje hacia la derecha y al insularismo…Y yo qué sé cuanto puede durar una diarrea, tú suéltalo… Hay que crear ambiente…propiciar los acontecimientos…un caldo de cultivo…No, de pescado no, de cultivo… Uf, a veces es agotador hablar con la plebe. Te dejo, hasta luego, hasta luego…
Por la puerta había aparecido Paulino Rivero. Al descubrir a Ríos se detuvo. Acompañaba al presidente el viceconsejero de Comunicación, Martín Marrero, que inmediatamente procedió a dibujar un círculo de tiza alrededor de la primera autoridad archipielágica. Rivero arrugó el entrecejo:
–Marrero, ¿estás seguro de que existe un metro de distancia como mínimo entre la línea circular y Nos, el presidente del pueblo?
–Por supuesto, presidente  — contestó el aludido todavía de rodillas, pero con un tono de lealtad inquebrantable.
–Nadie puede aproximarse a menos de un metro. Es una elemental medida de seguridad  — explicó Rivero a un ligeramente perplejo Ríos Rull –. Tú no ignoras la cantidad de intereses malignos que se han coaligado para destruirme: ministros, multinacionales, grandes empresarios cipayos, los servicios secretos israelíes, los cajeros automáticos, los enanos de la Tierra Media…Todos los que no quieren un nacionalismo progresista, ecologista, altermundista… O sea, yo.
–Cada vez que pienso en eso lloro de indignación, presidente… ¿Te pongo de nuevo el cargo a tú disposición?
— Si quiere yo dimito también un ratito – proclamó Marrero con los ojitos aguachentos detrás de las gafas.
–¿Dimitir tú? Se notaría todavía menos que lo de Ríos. ¿Sabes que hay un concejal de Tuineje con diarrea?
–Eeeeeh, sí…Algo he oído…
— Pues que se encargue otro, que si lo haces tú esta tarde  ya se está merendando un cabrito embarrado…

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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