Primarias despatarradas

Las primarias del PSC-PSOE para elegir al candidato presidencial socialista en las elecciones autonómicas del próximo mayo han sido, para empezar, una chambergada indigna. Más que primarias abiertas han sido primarias despatarradas. Los socialistas fueron incapaces de dotarse de un reglamento lo suficientemente claro y conciso para regular la inscripción de los simpatizantes que pretendían votar. Como el portal digital de la organización federal funcionaba a pedales y no se remitieron a las agrupaciones locales los suficientes  papeles con autocopia para formalizar las inscripciones, los partidarios de Patricia Hernández  se dirigieron a la dirección para buscar normas de conducta y se les explicitó que se podía abonar las inscripciones (dos euros por cabeza) con una misma tarjeta de crédito sin ningún límite. Entonces comenzó la carrera. Con una sola tarjeta, en un único movimiento bancario, fueron inscritos 1.000 simpatizantes – una operación de 2.000 euros – en Las Palmas de Gran Canaria. En Adeje, con una cantidad similar, se emplearon un par de tarjetas. La sombra de la manipulación resulta demasiado espesa. ¿Quién abonó esos miles de euros? ¿Disponen los pagadores de certificados de los simpatizantes de haber ingresado en una cuenta bancaria o en las agrupaciones locales la cuota exigida para la inscripción? La dirección federal decidió excluir del censo a todos los casos potencialmente sospechosos pero, sorprendentemente, mantuvo las elecciones, contra el criterio más razonable, que aconsejaba suspender el proceso y desarrollar una investigación interna con las suficientes garantías. ¿El Comité de Derechos y Garantías no abrirá una investigación para depurar responsabilidades? ¿O basta con la discreta amnesia colectiva de ganadores y perdedores para pasar página?
Finalmente resultó ganadora Patricia Hernández. Era la única que contaba con un apoyo explícito de alcaldes y concejales (y no únicamente tinerfeños) y supo jugar exitosamente, por enésima vez, el papel que le ha valido su travesía por el Senado y el Congreso de los Diputados: la máscara jovial y dicharacheramente indignada de una joven socialista que se reclama de izquierdas a través de una retórica más mitinera que política, una piba trufada de normalidad y buen rollo, una esperanza de renovación que no tiene nada que ver con lo anterior, salvo su propia ambición. Hernández, sin embargo, es un producto quintaesenciadamente zapaterista que ha exprimido muy bien en las redes sociales media docena de preguntas a los ministros de Mariano Rajoy, pero a la que jamás se le ha escuchado una palabra que no sea un eslogan sobre la reforma del modelo organizativo del PSC-PSOE, el Régimen Económico y Fiscal o el desempleo estructural del archipiélago.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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