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Abajo el ukelele

Cuentan los periodistas más veteranos que, en sus tiempos, era impensable desconocer el nombre del capitán general de Canarias mientras hoy casi nadie, en una de nuestras destartaladas redacciones, recuerda el nombre del jefe militar de la región. Cuando yo era infeliz y documentado, en cambio, muchos escribidores conocían el nombre y a veces incluso los dudosos milagros de los viceconsejeros y directores generales de Cultura. Durante unos años las secciones de Cultura de los periódicos locales tomaron fuelle y comenzó a tratarse en las mismas en relato y el diagnóstico de las políticas culturales de las administraciones públicas y germinaron suplementos que, a menudo, merecían la lectura (pienso, únicamente en Tenerife, en los admirables desvelos de Daniel Duque o Eduardo García Rojas). Todo eso (casi) se ha acabado. La información cultural que suelen ofrecer hoy los diarios se sustenta en la gacetilla escuálida, la nota de prensa emputecida, las entrevistas letárgicas y los titulares insignificantes. Así que no les extrañe que incluso a periodistas que suelen practicar (entre otras muchas charcuterías) la información cultural no sepan que el actual director general de Cultura del Gobierno autonómico se llama Xerach Gutiérrez Ortega.
Esta debilidad periodística, esta exhausta indiferencia por la catastrófica política cultural que desarrolla el Gobierno canario en un cementerio de ideas y propuestas  lo analiza el señor Xerach Gutiérrez como una prueba de madurez profesional. Lo pueden leer ustedes en una entrevista dadaísta que le hacen al director general en la web creativacanaria.com: una de las mayores explosiones de necedades, inconsecuencias y dislates en boca de un responsable político que he leído en muchos años. Gutiérrez guarda en su cráneo más perlas que Pitita Ridruejo en el armario y muestra la misma tendencia a levitar: “los empresarios de la cultura no se sienten empresarios”, “llegamos a tener más compañías teatrales que en Madrid”, “cuanto más culto es un pueblo mejores son sus decisiones”, “ahora valoramos mucho los programas que yo llamo vacas lecheras”,  “hay personas cuya profesión es ser pobres”,  “los presupuestos los hace la gente de Hacienda, que no saben que es cultura ni nada”…Yo me quedó, sin embargo, con el proyecto que Xerach Gutiérrez, sefún su propia confesión,  pondría en marcha si dispusiera de generosos recursos financieros: “un programa de internacionalización del timple”. Porque, en efecto, es triste, muy triste que la gente en Oregón, en Madrid o en Estambul sigan inclinándose, desdichadas víctimas de la ignorancia, por el ukelele.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito 2 comentarios