José Miguel Pérez

El cabo de la vela

No es que al PSC-PSOE le crezcan los enanos. Lo que ocurre es que el PSC es, desde hace tiempo, un triste y mortecino circo con las gradas semivacías donde los enanos se estiran, los acróbatas sufren esclerosis múltiple, los domadores devoran a los leones y los payasos ni siquiera hacen gracia mientras cuentan chistes optimistas frente al espejo de alguna Dirección General. Anteayer era la definitiva excomunión de los socialistas palmeros y hace unas horas la mayoría de la ejecutiva del PSOE de La Gomera ha presentado su dimisión, forzando así la de Casimiro Curbelo como secretario general de la organización insular.
Aunque se trata de crisis distintas y que se desenvuelven en sus propias y mezquinas dinámicas, los episodios de La Palma y La Gomera tienen una raíz común: la fosilización de las estructuras del partido, la oligarquización feroz de su dirección, la obsolescencia operativa de un modelo de acción política finiquitado e incapaz de renovarse para atraer a la sociedad civil y. en particular, a los más afectados por la crisis económica, el desempleo y el empobrecimiento. El PSC agoniza atravesando un proceso acelerado de desidentificación política, ideológica y programática y hasta ahora solo su participación en el Gobierno autonómico ha conseguido opacar una realidad dramática. La llegada al liderazgo del PSC-PSOE de un grisáceo profesor universitario que apenas ha servido de ocioso mascarón de proa de los viejos y nuevos barones y aparatistas de toda la vida ha contribuido a agravar aun más la situación. Una oligarquía arriscada, cínica y camastrona que en los últimos tres años ha estado dispuesta a pagar el precio de usufructuar despachos y moquetas. El precio a abonar, sencillamente, ha sido el propio PSC-PSOE.

Casimiro Curbelo lleva desde 1983 como secretario general del PSOE de La Gomera. Treinta años nada menos. Ha construido un modelo de clientelismo socialdemócrata, un caciquismo bienhechor ungido por las urnas cuyas sombras y pestilencias no hicieron pestañear a Jerónimo Saavedra, ni a Juan Carlos Alemán, ni a Juan Fernando López Aguilar ni a José Miguel Pérez. Arrasaba en las urnas y sus interminables éxitos purificaban cualquier carroña. Esta rebelión edípica – urdida principalmente por los alcaldes gomeros entre los que simulaba ser un primus inter pares, como simulaba Augusto gobernar con el Senado– ocurriría tarde o temprano. Ha llegado tarde; justo a tiempo, sin embargo, para desnudar la atroz crisis de un partido que se consume como el pábilo de una vela en una habitación a oscuras.

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Hasta la derrota final

Una delegación de los consejeros socialistas que en el Cabildo de La Palma decidieron establecer un pacto de gobierno con el PP viajó ayer a Madrid para entrevistarse con Gaspar Zarrías, secretario de Política Municipal del PSOE. El compañero Zarrías – exdiputado, exsenador, exvicepresidente de la Junta de Andalucía, exsecretario de Estado — deviene una prueba en carne mortal de que para sobrevivir en los cielos orgánicos no es imprescindible otra cosa que considerar el partido como un orden inmutable cuya principal función es autorreproducir su estatus quo. Ya lo dijo Bertold Brecht: “El que está solo tiene dos ojos/el Partido tiene miles de ojos…”  Gaspar Zarrías les vino a explicar eso, poco más o menos: Anselmo Pestana sufre una intolerable hipermetropía política, compañeros, y ustedes solo tienen dos ojos cada uno, mientras que el partido tiene miles de ojos, con lo que lo más pertinente es arrancarle los suyos. Todo posible acuerdo o transacción ha quedado definitivamente roto. Pestana y sus compañeros no están ya en el PSOE y no se tolerará su regreso. La dirección federal (a la que el secretario general del PSC, José Miguel Pérez, debió recurrir por su patética incapacidad para enderezar este entuerto) ha practicado algo más parecido a una excomunión que a una expulsión disciplinaria.
Lamentablemente la gran mayoría de las agrupaciones locales socialistas de La Palma siguen apoyando al que fuera su secretario general y defendiendo la moción de censura que descabalgó a la coalicionera Guadalupe González Taño de la Presidencia del Cabildo Insular. Tanto José Miguel Pérez como la dirección federal confían en que los militantes palmeros se bajen de la parra y reparen en que fuera del PSOE hace mucho frío. Se equivocan.  Es el PSOE donde, después de años y a veces décadas de militancia, les han congelado el resuello. En los últimos meses se han sucedido numerosas reuniones de este a oste de la isla con un asunto central a debatir: la creación de un nuevo partido político (¿Socialistas por La Palma?) que ya cuenta con simpatías tanto en la capital política (Santa Cruz) como en la capital económica (Los Llanos de Aridane). Apenas un año antes de las elecciones autonómicas y locales el PSC-PSOE podría quedarse reducido a una anécdota casi insignificante en La Palma y perder los dos diputados que obtuvo en 2011. Si se considera la acentuada debilidad política y organizativa del PSC en todos los territorios insulares se comprueba de nuevo que, gracias a José Miguel Pérez los socialistas seguirán cogobernando, quizás más allá del 2015, al precio de renunciar a su propio partido y a su autonomía programática y operativa. Marchando a toda velocidad en el coche oficial hasta la derrota final.

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El sepulturero de la rosa

Las opiniones de Casimiro Curbelo sobre la democracia directa o el sector del ocio nocturno en las grandes capitales europeas son probablemente prescindibles; en cambio, su análisis sobre la situación del PSC-PSOE no suelen carecer de interés, y no solo del suyo. Curbelo ha bruñido una conclusión a partir de lo ocurrido en la organización socialista en los últimos años, una conclusión de un realismo obsceno: “El PSC está consiguiendo no poder gobernar en el futuro”. No se me ocurre mejor resumen aunque habría que contextualizarlo: conservar la cuota de poder en el actual Gobierno autonómico está llevando a los socialistas ha dinamitar su propio partido. Apenas unas horas después de que la dirección federal ordenara la suspensión de toda actividad orgánica (sobre la inorgánica, todavía no se ha pronunciado, lo que excluye a Manuel Marcos) del PSOE de La Palma, un juzgado encuentra que la expulsión de Anselmo Pestana y sus compañeros en el Cabildo no se ajusta a la legalidad ni a las propia normativa interna del PSC, por lo que considera que deben considerarse militantes socialistas de plena derecho, individualmente y como grupo en la corporación insular.
Disolver de facto el PSOE palmero resulta una medida suicida para la organización en toda Canarias a año y medio de las elecciones autonómicas y locales. En el peor de los casos Pestana y los demás estigmatizados están dispuestos a montar un nuevo partido y competir electoralmente. La situación en La Palma se suma a los ruinosos desgarros en Tenerife: entre el otoño de 2010 y la primavera de 2011 el PSC perdió casi un tercio de sus militantes tras el portazo definitivo de Santiago Pérez y a continuación han saltado varios pactos municipales – el de mayor relevancia política ha sido el de Tacoronte – con la apertura de más expedientes de expulsión como único modus operandi de la cada vez más encastillada dirección regional. No es cierto que esta espada flamígera demuestre la fortaleza y brío de la autoridad del secretario general, José Miguel Pérez, el vicepresidente del Gobierno autonómico más silencioso de los últimos treinta años. Más bien lo contrario: es un síntoma de la debilidad extrema de su liderazgo, de su patológica incapacidad para el diálogo y el consenso, de su renuncia pancista a encabezar e impulsar la imprescindible reforma de una organización moribunda, inane y oligarquizada hasta los huesos. Pérez es el sepulturero del PSC-PSOE. Pero solo de ocho a cinco. A las seis ya está en la cama, en camisón y con el orinal al lado, leyendo a Gibbon.

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José Miguel Pérez, secretario general del PSC-PSOE. «Tengo pruebas historiográficas de que existo»

El secretario general del PSC-PSOE, José Miguel Pérez, nos recibe en la cápsula criogenizada en la que se encierra varias horas al día para meditar sobre los intrincados dédalos de la Historia y evitar su consunción o que el pelo se le vuelva rubio antes del próximo congreso de los socialistas canarios.
–Ya sé que se han hecho muchos chistes sobre mi pelo blanco. No crea que ignoro la sana expansión humorística del pueblo. Yo, contra lo que se pregona por ahí, no me he encastillado en el despacho. Cuatro o cinco veces al año, incluso, visito algún supermercado y una vez me tomé una cerveza en Las Canteras.
— Vaya. ¿Y se ha bañado?
— ¿Por quién me toma? No soy un despreciable populista.
— ¿Y lo del pelo…?
— Ah, sí. El pelo blanco ha sido fundamental para que los socialistas canarios estén ahora mismo en el Gobierno. Imagínese usted que fuera moreno o pelirrojo. La credibilidad de un dirigente maduro,  reflexivo, conciliador, amante del consenso, socialista a fuer de liberal y liberal a fuer de socialista, hubiera sido imposible. Yo me he cuidado las canas desde los treinta años. Sabía que sin las canas no llegaría a ningún sitio.
— ¿Usted cree?
— Debería hacerme visto a los veinte años. Parecía Joe Rígoli.
— ¿Quién?
— Usted está bastante flojo en Historia Contemporánea de España.
— ¿Cuál es el programa del PSC-PSOE?
— A mí me gusta mucho Isabel, quizás por deformación profesional y en cuanto a series extranjeras, me inclino por Homeland, pero se trata de preferencias personales que jamás se me ocurriría imponer a los compañeros de la dirección y mucho menos a los militantes, que son la verdadera savia de este partido.
— Me refería a la línea programática de su partido…
–Nosotros nos presentamos a las elecciones con un programa, consulte los periódicos, uno no puede estar en todo…No sé si queda algún ejemplar del programa electoral por ahí. Consulte a Julio Cruz, que creo que tiene en su casa un pequeño museo de programas electorales.
–¿Lo ha visto?
–No, no…No tengo tiempo de ir a La Gomera…
–Ni a La Palma, ni a Fuerteventura, ni a El Hierro…
–No se trata de desinterés…Sinceramente. Es que soy tímido. Si yo voy a casa de una cuñada y me ruborizo todo. Tienen que empujarme para pasar del umbral. A veces me quedo en el umbral de la puerta toda la noche, y me tienen que traer la cena para comer ahí. Es por no molestar.
–Quizás la timidez no sea la mejor actitud para ser secretario general de un partido y vicepresidente de un gobierno…
— Quizás, pero yo lo veo como un valor. Soy tan tímido que a nadie le importa que sea vicepresidente del Gobierno, ni siquiera a mi partido. Y lo de la secretaria general, que le voy a contar… Conozco la opinión de la mayoría cuando le gané a Manolo Marcos…”Mire, vamos a votar por José Miguel, que por lo menos es tímido, y no como el palmero, que mira la Secretaría General como si fuera un marquesote”. Y así gané.
— Por los pelos.
— Sí. Eso ya se lo dije antes.
— ¿Y modesto?
— Sinceramente creo que mi modestia es ejemplar.
— Pues tiene usted al partido contento.
— Un partido no debe estar contento, debe ser eficaz.
— Pues tiene usted al partido poco eficaz…
–Estamos en el Gobierno autónomo después de veinte años…¿Qué más quieren? ¿Qué reforme el partido, que acabe con la oligarquía que lo maneja hace lustros, que modifique su estructura organizativa, que recorra las agrupaciones locales? El maximalismo siempre ha sido una mala praxis política. Haz menos con menos: eso es lo realmente difícil y apasionante.
— De eso se trata. Les ha tocado ustedes apoyar y participar en un Gobierno que encabeza su adversario electoral durante casi un cuarto de siglo.
— Estamos luchando por mantener el Estado de Bienestar.
— ¿De quién?
— De todos los canarios.
— ¿Y cómo van?
— No demasiado mal. La gente todavía no ha quemado las calles ni ha colgado de las farolas a ningún miembro del Gobierno, y creo que ese es un dato objetivamente positivo. También vamos a ofrecer 11.000 desayunos a los escolares de las islas. ¿No es impresionante? Más de 11.000 desayunos. A ver quien desayuna más por aquí. Incluyendo proteínas. ¿Y las becas? Las vamos a mantener. Otra cosa es que los estudiantes terminen cobrándolas, pero las vamos a mantener contra viento y marea.
–Los analistas políticos afirman que los socios minoritarios de una coalición de gobierno, particularmente en coyunturas críticas, son los que salen peor parados desde un punto de vista electoral.
–Trabajamos para que gane Canarias, no para ganar las elecciones. Caramba, eso no está mal. Se nota que es usted y no yo quien escribe esta entrevista. Digamos que sacamos doce diputados. Pues le toca a CC sacar veinte. No hay problema para seguir luchando por el Estado de Bienestar.
–Dígame una cosa, en confianza, ¿usted existe?
–¿Cómo que si existo? Por supuesto que existo. Toque, toque. Acarícieme las tetillas sin quiere. Tengo pruebas políticas y pruebas historiográficas que avalan mi existencia. Una vez le estreché la mano a Felipe González. Y en último extremo tengo la palabra del presidente del Gobierno, don Paulino Rivero Baute.
–¿Qué palabra?
–En momentos de desazón se lo he preguntado varias veces. “Paulino, ¿verdad que existo?”. Y siempre me ha tranquilizado: “Gracias a Dios, sí, José Miguel, gracias a Dios, sí”.

 

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Ascazo

Siempre me he rebelado frente al sentimiento de la vergüenza ajena. Es ya bastante penoso lidiar con la propia. Resulta preferible mostrar directamente el rechazo, el asco, la repugnancia incluso. Es lo que ocurre con el caso del profesor con una sentencia condenatoria firme por abusos sexuales a menores que sigue impartiendo clases en La Palma. Gracias a testimonios de vecinos y de la Federación Insular de Asociaciones de Padres y Madres se sabe ahora que mientras dicho sujeto era sometido a juicio la coral que dirige fue a cantar, para animar al acusado de pederastia, a las puertas de los juzgados. Un ejemplo de solidaridad, afecto y comprensión hacia las víctimas, una de las cuales ha tenido que abandonar La Palma con su familia por la presión social, los insultos, las vejaciones y hasta las semiamenazas que sufrió en la calle y por teléfono. Basta con leer algunas intervenciones vomitivas de los defensores del pederasta – que fue condenado a una multa y sigue tan campante en las aulas – en distintos foros para calibrar el grado de putrefacción social que rodea este turbio asunto. Aun así hay que tenerlo meridianamente claro: si esta situación se sigue pudriendo, si un individuo condenado por abusos sexuales a menores continúa impartiendo clases y dirigiendo una coral vinculada al Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, es por la vergonzosa, canallesca y miserable dejación de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias en sus responsabilidades más elementales, entre las que se encuentran preservar la integridad física, psicológica y emocional de los alumnos a su cargo.
José Miguel Pérez y su equipo debieron asumir y analizar la situación desde el primer momento, es decir, desde que el imputado por delitos se convirtió formalmente en un acusado, y aplicar unas mínimas medidas cautelares al respecto. No se diga una vez que se produce una condena firme que encuentra suficientemente probada la comisión de un delito de abusos sexuales a menores. La actitud del consejero Pérez y de su equipo directivo, en cambio, ha devenido una negligencia intolerable que ya debería cobrarse alguna dimisión. Primero no sabían nada de nada. Después no conocían el contenido de la sentencia. Más tarde la sentencia no les había sido comunicada (la sentencia se comunica por la autoridad judicial a las partes, obviamente, y entre ellas no figuraba la Consejería de Educación). Al parecer el justo y benemérito Pérez tiene miedito de que el pederasta lo acuse de prevaricación y esto basta para que el consejero opte por la inmovilidad perfecta. A ver si el consejero y su director general de Centros terminan, en un par de años, delante de un fiscal o de un juez: no estaría nada mal para que aprendieran que con la integridad de los niños no se juega ni cabe esconderse como un batracio burocrático por los dédalos de la administración.

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