Ley del Suelo

La firma de Rivero

Paulino Rivero no ha firmado ese manifiesto contra la ley del Suelo –que aun no es siquiera un proyecto legislativo – porque esté contra el texto que ha presentado el Gobierno; tampoco porque esté a favor. Lo ha firmado por joder. José Miguel Barragán, otrora el más fiel chambelán del Paulinato, y que a veces no se lee los papeles hasta el final, en esta ocasión se ha esforzado, y así ha podido señalar que en el tercer párrafo el manifiesto pone a parir al Gobierno autonómico anterior, que al parecer presidió el tal Paulino Rivero, al igual que el anterior del anterior. Como si eso le importara un higo pico al expresidente, quien, por otra parte, rara vez llegaba tampoco al tercer párrafo de cualquier cosa.
Alguien debería preguntarle al señor Rivero si sigue afiliado a Coalición Canaria o no. Evaporada cualquier esperanza de presidir el CD Tenerife, Rivero no ha podido acogerse a ningún retiro político, que es lo que suele ocurrir cuando el dirigente no combate por una candidatura desde un compañerismo competitivo, sino desde la animadversión más despiadada, sañuda e indiferente a los daños colaterales. Así que Rivero, un sujeto hiperactivo y patológicamente adicto al trabajo y al ordeno y mando, se ha quedado triste, solitario  y final, un maestro jubilado cuya pensión, no obstante, es la correspondiente a un funcionario de nivel 30, según estipula la ley en razón de los cargos públicos que ha desempeñado.  Los jubilados se dedican básicamente a mirar obras en la calle y a firmar manifiestos o cartas al director. Obras de construcción hay pocas. Muchos periódicos han suprimido la sección de cartas al director. Clavijo y los suyos deberían entender que a Rivero no le quedan muchas más actividades de asueto que proclamar con su firma que su partido está a punto de destrozar lo que queda de Canarias.
Porque se trata de eso, al fin y al cabo. Los impulsores del manifiesto tampoco le hacen ascos a la rúbrica de Paulino Rivero, su archienemigo hasta hace menos de un año, porque alimenta la pequeña leyenda: “”Hasta Paulino está contra la ley del Suelo…Imaginen cómo debe ser eso…El infierno en la tierra”.  Durante dos o tres días antiguos paniaguados recordarán con trémula nostalgia que Rivero era ecologista, pacifista, progresista, altermundista, discípulo de Noam Chomsky… Mientras el presidente del Gobierno visita organizaciones empresariales, sindicatos y colegios profesionales para exponer el núcleo normativo de la futura ley y el texto ha entrado en información pública ya se ha puesto a circular que se trata de una iniciativa legislativa desarrollada a espaldas de todo el mundo. No, una firmita de Paulino Rivero no viene mal. Lo que fascina un poco, sinceramente, es esa voluntad de fulminante venganza y la angosta y modesta vía a la que debe resignarse para plasmarla. No hay nada más aterrador (y despreciable) que esa gente que no has aniquilado aunque te haya intentado aniquilar. No aprenden de la prudencia o la generosidad del otro, sino que la convierten en combustible  para su desprecio.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?