Alcalde divino

Las páginas de los diarios se pueblan cansinamente de candidaturas electorales. Despejadas ya las apasionadas dudas sobre los cabezas de lista (?) toca ahora presentar a todos los colegas con los que pretende encaramarse en la gloria democrática o seguir apoltronado en la misma. Algunos optan por un posado ligeramente bucólico, como los candidatos del PP en Lanzarote, grácilmente dispuestos entre los restos de un campo de maíz, con una Rita Martín con cara de inocente, como advirtiendo que ella no se ha comido lo que falta. Otros, como Macario Benítez, cuyo advenimiento, según el carbono 14, fue anterior a la invención de la carne fiesta, optan por recorrer las calles de El Rosario entre sonrisas de inmortalidad. Los tres grandes partidos presumen simultáneamente de ofrecer abogados e informáticos, viejos y jóvenes, emprendedores y funcionarios, novatos y experimentados. Incluso alguna ilustre candidata ha asegurado que todos sus compañeros saben inglés, aunque sin aportar ningún certificado acreditativo de la London School.
–Sincerely, you punchases your panties?
— Yes, yes, I buy my panties, dear voter.
Sin embargo, un partido, un dirigente político, ha superado a todos sus adversarios, e incluso a sus compañeros de otras circunscripciones. Hermógenes Pérez, alcalde de Tacoronte, ha estado a punto de fichar a Jesucristo como alcalde honorario. Nadie ignora que don Hermógenes es un hombre pío y temeroso de Dios. Una de sus costumbres más arraigadas, durante los interminables 16 años de un mandato que están a punto de concluir, era mantener un sentido diálogo con el Cristo de Tacoronte como aldabonazo de las fiestas locales. No solo le pedía para él y a los buenos vecinos hermogenistas, sino también para los malvados de corazón oscuro y lengua viperina. “Ilumínalos, Señor, porque como dijiste un día, no saben lo que hacen, y si no es así, desenfunda tu espada”. Glup. Don Hermógenes siempre supo lo que hacía hasta que presentó un nuevo PGO y los vecinos repararon en lo que quería hacer. Antes de marcharse ordenó a uno de sus concejales presentar una moción para convertir al Cristo, “que debe guiarnos a todos en el futuro”, en alcalde honorario, por encima de la Constitución, el reglamento de honores y distinciones y el respeto a los vecinos que no comparten tales machangadas. Lo ha impedido, por el momento, el único concejal de Sí se puede, hasta que sobre él caiga un rayo divino o el Cristo presente su propia lista, con Judas Iscariote como concejal de Urbanismo.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 3 comentarios

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