Los enemigos de la regeneración del PSC

Vamos a ver. Que empiece la regeneración del PSOE. Que empiece de una vez. A mí me encanta este entusiasmo sandunguero. ¿Se limpia, higieniza y perfuma el PSC-PSOE o no se perfuma, limpia e higieniza así sucumba por hiperventilación Julio Cruz? Por supuesto, siempre hay problemas. Los aparatos de dirección suelen apostar por un candidato e influir con toda la fuerza de su poder político y sus instrumentos burocráticos para que tal candidato sea apoyado por la militancia. Como desde hace lustros las militancias están exhaustas o indiferentes la mayoría de los que votan son, precisamente, los cargos públicos y orgánicos y sus claqués y compañeros más próximos. Para que en Canarias hubiera ganado Eduardo Madina para la Secretaría General del PSOE, por ejemplo, hubiera bastado con que la mitad de los que no votaron le hubieran prestado su voto. Las direcciones y aparatos que se comportan así esperan, en justa reciprocidad, que el candidato elegido – en este caso Pedro Sánchez – valore su esfuerzo y respete la autonomía de la organización regional, es decir, no interfiera en el status quo. Pero lo que ocurrirá en el futuro con Pedro Sánchez no es particularmente seguro. Sobre todo porque si Sánchez admite todas las tutelas e interferencias que se le suponen su destino será breve y melancólico. ¿Se presenta uno a la Secretaría General del PSOE para yacer hermosamente como el doncel de don Enrique el Doliente? Se me antoja harto dudoso.
La regeneración del PSC es altamente improbable porque solo podría venir desde el interior de la organización de los socialistas canarios. Únicamente los militantes, a través de una rebelión inteligente, podrían romper la oligarquía mezquina y suicida que ha controlado de facto el partido, con ligeras modificaciones y reajustes, desde finales del largo reinado de Juan Carlos Alemán y aun antes. La inaudita actitud liquidacionista de la dirección contra los disidentes de Tenerife (primero) y La Palma (después) no son un indicio de fuerza, sino una prueba de la debilidad de un autoritarismo pancista e idiotizado. Un partido que ya apenas puede denominarse un partido, incapaz de reflexionar sobre sí mismo y su propio entorno social, brutalmente desinteresado por la sociedad civil de su entorno, desconectado tanto de los barrios colmatados de paro, pobreza y marginación como de los profesionales más insatisfechos de las clases medias, cuyo suelo electoral resiste gracias a un puñado de alcaldes y (hasta anteayer) a una marca del mercado electoral que ha caído en picado. Un partido zombi dedicado a la perfumería en medio centanar de despachos cerrados a cal y canto a cualquier cambio estratégico, organizativo, intelectual. Viejos y nuevos aparatistas, o mejor nuevos aparatistas para ocultar los manejos de los aparatistas de siempre – José Miguel Pérez no es más que el grisáceo mascarón de proa del navío de los corsarios de toda la vida y ahí está Sebastián Franquis, parche al ristre, para demostrarlo – son el principal enemigo del PSOE y bajo su yugo jamás podrá reconstruirse un proyecto socialdemócrata para Canarias.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito 1 comentario

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