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Adoptar al PSC-PSOE

Juan Fernando López Aguilar opina que el PSC-PSOE es un partido huérfano y ha adelantado su voluntad de adoptarlo, desdichado chiquitín pequeñito y desvalido. Las metáforas las carga al diablo y al eurodiputado socialista se ha disparado en el pie. En una de sus mejores películas Woody Allen escucha a un amigo que le anima aunque su exesposa se haya marchado a vivir con otra mujer. “Tu hijo, que todavía es pequeño, tendrá dos madres, y eso es bueno”. “¿Estás seguro?”, le responde Allen. “Porque yo creo que poquísimos seres humanos sobreviven a una madre”. Al PSC-PSOE le pasa lo mismo. Demasiadas madres empeñosas y demasiados padres ofertantes, y sobrinos mentirosos, cuñados mesiánicos y primos hartos de hacer el primo. Quizás convenga recordar que López Aguilar ya fue secretario general del PSC. Lo fue después de su éxito electoral de 2007 – era el momento más dulce del fugaz zapatarismo —  y no antes. Conviene recordarlo porque algunos se empecinan en que esa victoria fue un producto exclusivo del candidato presidencial, cuando a López Aguilar casi no se le conocía fuera de Gran Canaria. Tanto entonces como ahora los anhelos por asumir la dirección del PSC tienen más relación con las circunstancias personales y políticas de López Aguilar que con ninguna vocación por el liderazgo y la transformación de la organización socialista.
El brillante jurista – sin duda uno de los socialistas intelectual y académicamente más sólidos de su generación – se aburrió muy pronto de la cámara regional, que se le antojaba una ratonera provinciana, y logró encabezar la lista del PSOE en el Parlamento europeo. Aun así quiso mantener la secretaria general, dirigiendo el PSC desde Bruselas, aunque al final de impuso la cordura (y su hartazgo). Ahora la situación es muchísimo peor para López Aguilar, que ya no cuenta con ninguna protección, apoyo o connivencia en una dirección federal que todavía no existe. ¿Qué tiene él que ver con Susana Díaz, con Patxi López o con Pedro Sánchez. López Aguilar es un producto quintaesenciado – y ya ligeramente vintage — de la era Zapatero. En un par de años puede verse defenestrado en las listas europeas, en cualquier lista electoral, y por eso, simplemente, vuelve la vista al PSC y a una Secretaria General que significaría un refugio más o menos dorado. Pero durante su anterior y único mandato fue incapaz de redefinir el modelo organizativo del PSC, de perfilar una reforma estratégica y programática, de trazar apoyos y complicidades entre los diversos grupos e intereses del partido. No le interesó, conducido exclusivamente por su afán de supervivencia. Hoy parece muy improbable que ocurriera algo distinto. El PSC se enfrenta a un porvenir sombrío: como instrumento de acción política se ha osificado, la oligarquización de la dirección ha destruido su vitalidad política y su conexión con la sociedad,  las trifulcas internas han multiplicado las gestoras y los fulanismos.  Son patologías que no se curan con tutelas ni adopciones por padres ansiosos que no quieren ser retirados de la política.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?