Casimiro Curbelo

La estrategia para, por, sí, según, de Curbelo

Habrá que leer los documentos firmados y  su naturaleza jurídica, pero por el momento Casimiro Curbelo puede regocijarse, al menos, con la foto y el titular. La imagen es la de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, y el propio Curbelo, como presidente del Cabildo gomero, rubricando lo que parece un convenio que garantiza una inversión pública de 113 millones de euros hasta 2036 en la isla. El comunicado que informa (es un decir) de la reunión es algo entre una postal, una utopía y una encíclica. Toda esa pasta será encauzada por una estrategia deslumbrante que sentará las bases de un modelo sostenible en lo económico, en lo social y en lo medioambiental a través de la modernización y diversificación de la economía gomera, digitalizando sus servicios y la exportación de sus productos.  Lo que me parece más gracioso de toda esta humeante retórica es un parrafito aparte, justo donde se dice que este mismo año Hacienda transferirá al cabildo curbeliano dos millones de euros “para la creación de una oficina técnica”, sin mayores precisiones. Tampoco son imprescindibles, porque resulta bastante obvio que la corporación no dispone de medios técnicos y profesionales para organizar y coordinar la estrategia transformadora y se necesitan urgentemente una decena de juristas, economistas, arquitectos y administrativos cualificados para diseñarla y sacarla adelante.

Lo más sorprendente es que esta Estrategia gomera 36 – es el nombre semioficial que recibe  — no ha sido en ningún momento debatida y votada en el Cabildo que finalmente gestionará los copiosos recursos procedentes de Madrid y del Gobierno regional. Las otras fuerzas políticas presentes en la corporación –¡empezando por el PSOE! – y las organizaciones empresariales, comerciales y sindicales de la isla no han tenido la menor participación en un instrumento inversor que pretende transformar La Gomera en los próximo quince años.  ¿Qué dónde está entonces la Estrategia 36? Pues en el interior del cráneo de don Casimiro Curbelo, un agujero negro por donde se precipita –sin poder escapar a la atracción gravitatoria de su régimen –toda la realidad gomera.

Estoy seguro que muchas organizaciones políticas canarias envidian profunda y hasta dolorosamente al líder de la ASG. Curbelo protagoniza los sueños más húmedos de Unidos por Gran Canaria  –el otro equipo de fútbol de Miguel Ángel Ramírez – y de algún que otro socio de Coalición Canaria. Hasta Pedro Martín puede llegar a sufrir sofocos rencorosos. Antes de la visita a la señora ministra, La Gomera era y es, en los presupuestos generales de la Comunidad autónoma, la isla con mayor inversión per cápita: 3.408 euros. Tenerife, en cambio, con apenas 275 euros, lleva el farolillo rojo en la inversión por habitantes durante 2023. Tal vez Martín debería preocuparse menos de la dignidad de su trasero que de la dignidad de la isla que (por decirlo exageradamente) gobierna. Y, sin embargo, se equivocan. Estas inversiones directas  — si es que se mantienen – no cambiarán económica y socialmente La Gomera. Y no lo harán porque  se plantea una contradicción básica e insoslayable: no se puede producir un desarrollo modernizador, sostenible, creativo e inclusivo bajo un liderazgo omnímodo y delirantemente personalista y un sistema de control social clientelar. No funciona. El clientelismo, el nepotismo y la patrimonialización de las instituciones públicas conspiran contra el desenvolvimiento económico, contra la iniciativa empresarial libre y la competencia, contra la participación legítima de individuos y colectivos en las propuestas de crecimiento y diversificación. Este convenio es propaganda, propaganda a cargo de todos los contribuyentes  canarios, y como toda ocurrencia casimirista crece sobre un objetivo central: mantener a Curbelo –y a sus asociados – en el poder.

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Un anuncio de purísima nada

En los viejos tiempos, cuando la Agrupación Herreña Independiente dominaba casi hegemónicamente la política de la isla, Tomás Padrón, el fundador y máximo responsable de sus éxitos pasados y de su actual agonía, tocaba de vez en cuando el tambor para anunciar solemnemente que la AHI no se presentaría a las elecciones con Coalición Canaria. En realidad lo hizo apenas un par de veces, cuando a través de este pequeño ritual acallaba o justificaba críticas y ahormaba voluntades.  En CC lo entendían y nadie le daba la menor importancia. Ahora Javier Armas, el fundamentalmente tedioso secretario general de AHI, ha hecho lo mismo y la reacción ha sido parecida.  AHI jamás se ha diluido en Coalición Canaria, una organización política de la que se considera asociada, pero con una ilimitada autonomía política y organizativa. En El Hierro no existe CC. Los que presentan esto como un notición están ligeramente despistados.

Armas ha tocado la pandereta –el tambor le queda grande – como gesto retador hacia David Cabrera, un excompañero que decidió salirse de AHI con un grupito de militantes que cabían en una quesadilla y fundar una agrupación de electores. Cabrera, aunque nunca lo pretende, es un tipo divertido. Imagínense que se convocara un concurso de imitadores de Tomás Padrón con ocasión de La Apañada, en el hermoso pueblito de San Andrés. David Cabrera lo ganaría sin esfuerzo. Imita a Padrón en sus gestos, en sus andares, en sus énfasis, en su ratonil sonrisa. Y es  más gracioso todavía porque no se da cuenta. O no lo parece. Cabrera creía que él debería dirigir la Agrupación Herreña. Era – como Keanu Reeves — el Elegido. Y sin embargo ninguno de los mandamases reparó en ello. Así que decidió presentarse por su cuenta y a Narvay Quintero y Javier Armas se les heló la sangre en las venas cuando la plataforma de Cabrera consiguió cuatro consejeros en el Cabildo frente a los tres de AHI. Para evaluar correctamente la debacle cabe recordar que en 2015 Agrupación Herreña había conseguido el triple de votos y seis de los trece consejeros de la corporación insular. Cabrera firmó un acuerdo con el PSOE y Belén Allende, esa bomba lapa o lapa bomba que dejó instalado en la AHI Tomás Padrón, se quedó varada en la oposición. Pues bien, tres años después, Casimiro Curbelo, criatura decididamente insaciable, se acercó a Cabrera para que su flamante partido, Asamblea por el Hierro, se coaligue con el floreciente chiringuito curbelista, la Agrupación Socialista Gomera, de manera que juntos sumasen cuatro diputados en el Parlamento que se elegirá en mayo. Y dijo que sí. A cambio el líder gomero le ha prometido apoyo técnico y respaldo financiero para su campaña.

Y ahí cobran sentido las advertencias campanudas de que AHI concurrirá en solitario a las elecciones, como si hubiera ido con alguien desde 1979.  Tú, Cabrera, irás bajo el ala oscura de Casimiro, que te embriagará con sus almogrotes y sus fogaleras, pero nosotros somos libérrimos e iremos solos, con nuestro amor leal a la isla como única compañía. Yo creo, sinceramente, que Armas y sus compañeros se equivocan. Se equivocaron antes, porque hubiera bastado con ofrecer a Cabrera el número uno a la Cámara regional para que acabase todo en un santiamén. Y se equivocan ahora porque la AHI puede y debe defender su autonomía estatutaria y, al mismo tiempo, explicar los beneficios que le ha reportado a los insularistas herreños su asociación a un proyecto de ámbito canario, las AIC primero y Coalición Canaria después. Las viejas tácticas, disimulos y retóricas ya no valen y son David Cabrera y Casimiro Curbelo –su nuevo padre padrone – los que se han dado cuenta antes. Antes que Narvay Quintero y Javier Armas y antes de las elecciones.

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600 alegres colombinos

Puede usted leer por ahí que Gesplan –empresa pública del Gobierno autónomo dedicada a la gestión y promoción urbanística – tiene un plan. El plan consiste, nada menos, en contratar para el próximo año – les apuesto que lo harán en el primer cuatrimestre – a unas 600 personas. ¿Y para qué se contratará a 600 personas? Pues dicen que para agilizar administrativamente los proyectos de inversión empresarial dependientes de los fondos New Generation. Todo es muy sorprendente y sobre todo confuso. La partida presupuestaria de los fondos se canaliza a través del Programa Operativo Plurirregional de España y será gestionada por el Estado en un 20% mientras que el 80% restante lo administrarán las comunidades autónomas y entidades locales. Pero la decisión estratégica y el calendario de ayudas y subvenciones a aplicar a los proyectos presentados está en manos, obviamente, del Ministerio de Hacienda. Esto es perfectamente sabido por el Ejecutivo canario pero, al parecer, aún no está preparado, aunque está previsto que las primeras subvenciones – con un retraso muy notable – se concedan en las próximas semanas.

Nos referimos a uno de los reinos – no sé si Mordor o Wakanda – bajo el principado de Casimiro Curbelo, porque el Gran Papi no controla única ni principalmente la Consejería de Turismo –de hecho tuvo que poner de viceconsejera a una espía rubia, como un  Hitchcock cualquiera, para vigilar a Yaiza Castilla – sino un pequeño archipiélago de empresas públicas en las que ejerce sin intromisiones su mero y mixto imperio desde el verano de 2019. En las islas casimíridas no se mueve un papel ni retuerce un lagarto ni se contrata absolutamente nada sin que lo sepa Curbelo, que negoció espléndidamente su apoyo al Gobierno presidido por Ángel Víctor Torres. Se me antoja sumamente improbable que el faro y guía de la Agrupación Socialista Gomera no tenga nada que decir del ingreso en Gestur de unas 600 personas. Tal vez admita una cuota de un 15% de ciudadanos que no provengan de la isla colombina.  Algunos herreños. Algún vecino que otro de Arona. Es maravilloso comprobar la exitosa inteligencia del curbelismo. Mientras extiende su franquicia en El Hierro o monta con un grupo de concejales socialistas una plataforma que le profesará un respeto filial  — con consecuencias directas en el voto al Parlamento de Canarias o al ayuntamiento de Arona – sigue tan ricamente – nunca mejor dicho –repartiendo piropos, reconvenciones y elogios desde su escaño al presidente Torres y su equipo.

No conozco ni a un empresario que esté mínimamente satisfecho con la estrategia administrativa para la tramitación de los fondos europeos extraordinarios en Canarias. No se ha procedido a ninguna adaptación organizativa ni a una metodología normativa para garantizar no solo rapidez, sino un nivel civilizado de eficacia y eficiencia. No es una excepción canaria, pero no resulta un consuelo. Andalucía recibirá – es una cantidad global que se abonará secuencialmente hasta 2027 – alrededor de 17.000 millones de euros, pero la Junta solo dispone de unos 200 funcionarios. Y, sin embargo, la comparación es odiosa. Andalucía dispone desde hace más de dos años de una Dirección General de Fondos Europeos diseñada precisamente para este objetivo estratégico. Ahí trabajan esos 200 funcionarios técnicos, a los que se suman dos interventores especializados – con experiencia en Bruselas – y una red de 21 coordinadores repartidos por las consejerías que hacen de enlace. Esta estructura, que se había puesto en funcionamiento inicial con Susana Díaz y ahora ha completado Juanma Moreno, tiene limitaciones e insuficiencias, sin duda, pero es que aquí se nos anuncia ahora, a finales de 2022, la contratación de 600 alegres colombinos. Yo quiero escucharles cantar Con puro amor no se come. Un temazo. 

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La renta de situación de Curbelo

Recientemente, en dos o tres entrevistas, el Supremo Hacedor de Agana, Mulagua, Hipalán y Orone se ha dedicado a piropear al presidente Ángel Víctor Torres y a expresar su pío deseo de que el pacto de las flores  pueda ser reeditado en 2023 “aunque está difícil”.  Por supuesto, no descarto que existan almas puras que se tomen estas declaraciones como preferencias políticas y hasta ideológicas, peo es algo que cualquiera debería evitar. En primer lugar porque Casimiro Curbelo puede cambiar (hasta legítimamente) de opinión al respecto, y sin duda lo haría si los resultados que arrojen las urnas el próximo mayo le limitan aritméticamente su capacidad de pactar y le inclinan hacia otra opción o si sus exigencias son aceptadas por unos y rechazadas por otros. Sin embargo, existen más razones para que Curbelo prefiera seguir en la compañía de Torres otros cuatro años.

La principal es una renta de situación en la que nadie suele reparar cuando se habla de los espacios e instrumentos de poder que ha conseguido el líder de ASG en el Gobierno autónomo.  Con su apoyo a Torres maese Curbelo se ha asegurado la Consejería de Turismo y varias empresas públicas muy rentables en lo político  y sumamente samaritanas con amigos y compañeros, pero también la desactivación de facto al PSOE en La Gomera. El control de La Gomera por el casimirismo es casi total. Los psocialistas tienen una posición absolutamente marginal. Pero es que así deben seguir para satisfacción de Curbelo y su tropa. Un psocialismo gomero asordinado, voluntariosamente débil y que se toma todos los cuidados del mundo para no resultar demasiado crítico o entrometido en las políticas de Casimiro Curbelo, de sus consejeros y sus alcaldes. La gente del PSOE gomero te dice, simplemente, que no pueden hacer más, porque saben que el Papi, si se enfada demasiado, es perfectamente capaz de telefonear al presidente del Gobierno. Los socialistas gomeros, por lo tanto, deben renunciar a convertirse alguna vez en una auténtica alternativa de poder, lo que conduce, por supuesto, a acelerar la debilidad de la organización y a la momificación de sus dirigentes, que asumen su condición de celosos guardianes de su propio fracaso.

Solo por este motivo Curbelo preferiría – por el momento – seguir participando en una alianza gubernamental con el PSOE. Y eso aunque le irrite a menudo Román Rodríguez; en compensación, Podemos decidió cerrar los ojos, taparse la nariz y olvidarse de sus juicios sobre el sempiterno presidente del Cabildo de La Gomera, que acumula más de treinta años en el cargo y tiro porque me toca. Por supuesto, el PSOE también le permite viejas regalías, como designar los cargos directivos más relevantes del hospital insular, y las que vengan en el futuro, porque uno de sus objetivos es colonizar – empezando por sus respectivas RPT – todas las organizaciones y entidades autonómicas que se instalen o residencien en La Gomera en los próximos años. Y de aquí a la eternidad. O no exactamente, porque el futuro de la ASG está directamente ligada a la situación biológica de Curbelo. Es un proyecto –o mejor: un instrumento, más parecido a un cayado que a un partido político —  absolutamente personal y personalizado, inimaginable sin su fundador y líder al frente, un mecanismo de reproducción del casimirismo y su clan. Como otras grandes figuras de la historia (Alejandro, Carlomagno, Cromwell) su  imperio acabará con él mismo sin remedio. Algunos, singularmente pelotas, charlotean de la familia, como si pudiera instituirse una monarquía en La Gomera, para garantizar el futuro. Pero hay muy poco futuro en las salas de karaoke. 

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Una oferta electoral generalizable

Casimiro Curbelo ya tiene una oferta electoral para engalanar sus promesas en la próxima y ya inminente campaña: conseguir que se rebaje un 50% en el IRPF a todos los ciudadanos de las llamadas islas verdes: La Gomera, La Palma y El Hierro. Se chismorrea largamente que Curbelo ya tiene casi cerrado un acuerdo con David Cabrera, líder o algo semejante de la Agrupación de Electores por el Hierro, la exitosa escisión de la Agrupación Herreña de Independientes, para las elecciones autonómicas de 2023. El mismo Cabrera encabezaría la lista en El Hierro con muchas posibilidades de obtener escaño y la coalición podría alcanzar los cuatro diputados. No se espera ninguna reacción de la otrora hegemónica AHI. Sus dirigentes y cargos públicos siguen enfrascados en querellas mezquinas y pordioseras y  todavía se entretienen denunciando a los culpables –siempre los otros — de la estrepitosa derrota de hace tres años. Algún despistado insiste en que Tomás Padrón – a sus 76 años – baje del Olimpo y ponga orden y concordia.  Ocurre, sin embargo, que es precisamente don Tomás el máximo responsable de la situación agónica de su partido.  Fue Padrón quien en su día jugueteó con sus hipotéticos delfines: a algunos los desrriscó y  a otros los echó a pelear entre sí. Su caso es muy parecido al del palmero Antonio Castro Cordobez: hiperliderazgos fundadores, autoritarios e indiscutibles que no quisieron marcharse a tiempo ni supieron organizar su propia sucesión.

Después de muchos años, en todo caso, se está fraguando un frente político sobre una medida concreta de carácter fiscal – que es tan interesante –aunque matizable – para la economía local como atractiva para los ciudadanos. Una medida razonable en la coyuntura económica que se aproxima y que con toda seguridad empeorará a partir de otoño. Una medida que los isleños podrían ver materializada en sus bolsillos casi inmediatamente. En definitiva, un compromiso electoral atractivo y potente en el que podría coincidir fuerzas de derecha y de izquierdas, salvo, por supuesto, el PSOE por necesidad y Nueva Canarias por pura impotencia.

La dirección nacional del PSOE no quiere saber nada de que evidencie, reconozca o metabolice la singularidad canaria. Para Moncloa y para Ferraz – que ya son prácticamente la misma cosa en el magma del poder sanchista – a Canarias hay que tratarla más o menos como Zaragoza, Alcorcón, Vigo o Alicante. No, contra lo que se suele insistir ingenuamente, no desconocen lo que es el REF –aunque burócratas endiosados e ignorantes existen en todas las administraciones – sino que gestionan para liliputizar el régimen económico y fiscal de Canarias y metérselo en el bolsillo que un boliche que puedan olvidar sin problemas. Que se recurra al Tribunal Constitucional les  trae absolutamente sin cuidado. Reconocer la singularidad canaria – política, económica, financiera, fiscal y comercial – sería admitir que el nacionalismo canario tiene un ámbito natural de crecimiento y que su lenguaje puede y debe admitirse legítimamente en el espacio público. A Sánchez y a sus compañeros el lenguaje y los objetivos políticos del independentismo catalán les parecen lícitos o simulan que les parecen lícitos, como ocurre con los independentistas vascos. Pero nunca se le escuchará al presidente del Gobierno español hablar de “España y Canarias” en ningún discurso. Al PSOE, en definitiva, le importa menos el precio económico y presupuestario de la medida que enarbolan Oramas y Curbelo que el precio político que supone. ¿Y Nueva Canarias? En el seguidismo gangochero. Qué caro les va a salir  a sus compañeros — y a toda NC — que Román Rodríguez haya disfrutado del juguete de la Vicepresidencia durante cuatro años.

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