Lector in fabula

La abundancia de empresas canarias o radicadas en Canarias en la lista de generosos donantes al PP que figura en los conocidos como papeles de Bárcenas ha sido tomada, de inmediato, como indicador de la altísima corrupción instalada en Canarias. Da un poco de vergüenza señalar estas cosas, pero, ejem, a) solo se conoce una parte, una porción pequeñita, de las anotaciones contables de Luis Bárcenas como gerente y luego tesorero del PP y b) Cabe imaginar, perfectamente, que algunos de los donativos guardan más relación con actividades exteriores que con negociejos cerrados en el Archipiélago. Más vale un poco de cordura y cuidado, porque frente al escándalo del sistema de financiación del Partido Popular muchísimos (incluidos no pocos periodistas) están actuando como el lector in fábula que teorizó Umberto Eco en el ensayo del mismo título: como un cooperador que interpreta, complementa y establece la producción de sentido del texto. O, más llanamente, como el espectador de una fascinante película de crímenes, deslealtades, traiciones, corrupción, billetes, vileza y desatinos, que decide, a medida que avanza la trama, y sin más instrumentos que su propia intuición y sus confesables o inconfesables inclinaciones éticas o estéticas, lo que realmente ha ocurrido.
Desde luego que la patética defensa de los dirigentes del PP se parece cada vez más a lo que proclamó Groucho Marx cuando su novia le descubrió con una piba en la cama. “Me estás engañando con esa”. “Nunca lo haría”. “Lo estoy viendo con mis propios ojos”. “Y a quién vas a creer, ¿a mí o a tus ojos”. Han mentido tan villana o estúpidamente que incluso un golfo arrebatacapas como Luis Bárcenas – al que le pagaban un sueldo fabuloso y le mantenían despacho y coche oficial hasta enero pasado – parece más creíble. Durante años – y hasta muy recientemente – le dieron credibilidad y ahora pretenden que no tiene ninguna. Pues sí: Mariano Rajoy debería presentar su dimisión. Debería haberlo hecho desde hace tiempo. Pero no lo hará y el daño a las instituciones democráticas – y a la legitimidad del sistema político –será espantoso aunque, para el presidente y su cuadrilla, totalmente asumible: están ahí para salvar España, no para respetar los principios democráticos. Y sin embargo esa convicción política y moral no puede, no debe confundirse con la aceptación indiscriminada de cualquier papelajo, con la fantasía de un derrumbe institucional que abrirá una nueva etapa de leche y miel o con que unas elecciones anticipadas supondrán una suerte de lavadora moral que centrifugará todas las miasmas y putrefacciones del sistema. No, las cosas no son tan descansadas y sencillas. Votar para apoyar una alternativa resulta imprescindible, pero no es un acto demiúrgico. Más que nada porque, si esos comicios se celebraran hoy, volvería a ganar el Partido Popular.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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