Barcenalización

El bueno de Luis Bárcenas, el bueno del Cabrón Bárcenas, como era conocido en algunos círculos de donantes y no precisamente de órganos, se está limitando a mandar mensajes. Es desesperante mandar mensajes y que los receptores no los entiendan. Bárcenas debe andar descompuesto. Qué gente tan bruta. El último mensaje está dirigido, obviamente, a toda la cúpula del Partido Popular, pero en especial a María Dolores de Cospedal, que lo ha demandado o eso dice, y lleva un subtexto muy claro, muy castizo, muy self of man: “No me sigas tocando el escroto”.  El exsenador, extesorero y ahora exasesor del PP (22.000 euros mensuales: eso no lo ganan ni los comentaristas deportivos de la tele autonómica) demanda a su empresa y hace pública dicha acción judicial 24 horas después de que Cospedal pusiera en práctica patéticos trabalengüas sobre el finiquito de Bárcenas, que ha resultado al mismo tiempo sueldo, gratificación, beso volado e indemnización. Qué piel tan finita padecen estos prebostes. Es muy fácil simular precisión, seguridad y autoridad cuando las preguntas están prohibidas y los periodistas actúan como taquimecanógrafos. Pero cuando florecen cuatro preguntas a sus pies la señora Cospedal tartamudea, se muerde los labios, se le engarrota el pescuezo, golpea ligeramente el atril, se le enchopa la mirada y le queda esculpida en el rostro la sonrisa de la penúltima víctima del estrangulador de Boston. Es normal que no entienda los mensajes. Está muy nerviosa. Lo mismo ocurre con todos sus compañeros. Es como si Bárcenas estuviera arrojando poesías de Eliot desde su helicóptero favorito sobre un grupo de orangutanes aterrorizados.

Aunque para la mayoría sea un aserto contraintuitivo, en la praxis política resulta muy desaconsejable la mentira explícita. Desde un punto de vista pragmático, lo mejor que puede hacer un dirigente político, si lo pillan en una mentira y no puede eludir el asunto por otros medios, es reconocerlo y permitir que la herida termine de sangrar. Sí, Bárcenas cobró un finiquito; pero además lo mantuvimos como asesor del partido. La mentira tiene patas muy cortas, pero si además cuentas con que un señor dispone de un serrucho para limarte cada día los muñones, atrincherarte en la falsedad te cubrirá de mierda cada mañana. El PP ya se encuentra plenamente barcenalizado. La estabilidad política del país depende de un extesorero que apila millones en cuentas bancarias suizas. A ver, italianos, portugueses, griegos: superen esto.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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