El arrinconamiento de Nueva Canarias

Ignacio González, Fabián Martín, Domingo González Arroyo y José Miguel Bravo de Laguna han hecho un enorme favor a la ciudadanía de los próximos comicios autonómicos y locales articulando una alianza  para concurrir al Parlamento de Canarias. Lo mejor de cada casa en una misma bandeja de ambiciones rotas, saldos polvorientos y supervivencias exasperadas. Esta mezcolanza de desahuciados sacudidos por el siroco de su propio miedo difícilmente alcanzará el 6% del voto regional imprescindibles para entrar en la Cámara, no se diga el 30% insular. Van directos al matadero con la vana esperanza de rascar algún concejal o algún consejero a través de esta sociedad de apoyos mutuos. Al menos Bravo de Laguna, si debe pactar con muy hipotéticos consejeros del CCN en el Cabildo grancanario, ya no lo hará con tránsfugas pringosos y pringables, sino con entrañables compañeros de coalición.
El CCN es una franquicia en extinción, el partidete de González Arroyo jamás ha dejado de ser un chiste con las dimensiones de la mesa de los restaurantes favoritos de su patrón, Ciuca se merecería al menos una nota a pie de página en la Historia Universal de la Infamia de Borges, pero el Partido de Independientes de Lanzarote es otra cosa. El PIL todavía es una fuerza política que atesora un (decreciente) respaldo electoral. Lo más descollante de su incorporación a este sindicato de nadas nadeantes es, precisamente, lo que significa para Nueva Canarias y Román Rodríguez: una amenaza de catástrofe. Bajo el vigente régimen electoral Nueva Canarias solo puede aspirar al reparto de escaños si supera la barrera regional, para lo cual fue imprescindible en 2011 el concurso del PIL en Lanzarote y de Socialistas por Tenerife, una escisión del PSOE hoy en trance de desaparición: así Román Rodríguez pudo cosechar dos modesto diputados, a los que se sumó Fabián Martín como su seguro y anodino servidor. Por entonces, y exceptuando a los socialistas, el único voto de centro izquierda en Gran Canaria que parecía destilar cierta utilidad era para Nueva Canarias. La irrupción de Podemos, sin embargo, lo cambia todo. Podemos se beneficiará de la inveterada insignificancia de IU en Gran Canaria pero sobre todo devorará buena parte del patrimonio electoral del PSOE y de Nueva Canarias. En contra de sus sonrientes pronósticos, y bajo esa incesante y atrabilaria actividad de fichajes comineros en distintas islas, Nueva Canarias corre un elevado riesgo de quedarse sin representación parlamentaria el próximo  24 de mayo y de obtener unos resultados inapelablemente modestos en el cabildo y los ayuntamientos más poblados. Y el único responsable será Román Rodríguez, cuyo presidencialismo en el seno de NC, tan afable como feroz, no ha consentido ninguna injerencia de bases y cuadros en su estrategia político-electoral.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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