El Gobierno en la trinchera

Hace un par de días, en la comisión de Hacienda del Parlamento de Canarias, la oposición criticó las insuficiencias del decreto ley de medidas urgentes contra los efectos económicos de la guerra en Ucrania. El decreto salvífico se había publicado esa misma mañana en el Boletín Oficial del Estado y, ciertamente, no se trataba de cuatro folios: era un texto largo y, como todos los similares, ligeramente farragoso. El consejero de Hacienda y Relaciones con la UE – que apenas ha pisado dos veces Bruselas en los últimos dos años y medio — ni siquiera se preocupó en aclarar la voz al contestar que no se había leído el decreto. Yo creo, sinceramente, que ha sido uno de los momentos culminantes de la legislatura. En medio de una crisis universal, con el caos apoderándose de los mercados y bajo una inflación incontrolable que nos empobrece a familias y empresas día a día – absténganse los cardiacos de consultar el IPC de marzo – el vicepresidente y titular de Hacienda del Gobierno autonómico les traslada a los diputados que no se ha leído un decreto cuyas medidas afectarán –para bien o para mal; seguramente para poco – la fragilizada economía de su país. Meneño. Igual no duerme bien. Igual estuvo en un asadero que se prolongó hasta las tantas. Igual está leyendo En busca del tiempo perdido y se le ha atragantado la magdalena. Igual es un político ya anacrónico que solo sabe gobernar pastoreando vacas gordas y rodeado de serviciales palmeros. Igual.

Todas las señales indican el alto riesgo de una recesión en Canarias, en España y en Europa. Es una delicia – bueno, no – descifrar el rostro estupefacto o irritado de toletes socialdemócratas o comunistoides que no entienden a qué viene esto de la inflación. Bueno, suele ocurrir cuando te dedicas a meter dinero a espuertas en circulación. La invasión rusa ha terminado por empeorar aún más la situación. La inflación conspira contra el potencial de dinamización y arrastre de las inversiones de los fondos europeos extraordinarios: está comprometida la anunciada creación de puestos de trabajo y el efecto modernizador que las perras del programa Next Generation ejercerían sobre el sistema económico español.  Hace poco, con una imprudencia que tiene algo de demencial, el Ejecutivo de Ángel Víctor Torres redujo a un 25% su previsión de crecimiento del PIB canario. Blas Acosta, viceconsejero de Economía gracias a sus problemas judiciales, soltó con ejemplar necedad que en un escenario “intermedio” el PIB canario crecería un 6,3%  y se crearían unos 24.000 puestos de trabajo. Es la fiesta de Blas, de la que todo el mundo sale con un gráfico de más. Yo entiendo que organizaciones empresariales y sindicales le deben mucho al Gobierno. A todos los gobiernos. Pero no sería superflua alguna reacción en beneficio de nuestra supervivencia y de la viabilidad de Canarias. Ya está bien de sandeces, fantasías, excusas,  inercias, propaganda indecente, narcisismo ridículo, retóricas épicas, desprecios tontainas.

El mismo Torres anunció que el decreto ley incluiría “medidas específicas para Canarias”. Las medida es en realidad es una –aumentar las bonificaciones al transporte de mercancías, y encima han excluido el transporte interinsular de mercancías. Por su parte nada. Absolutamente nada mientras empeora la borrasca económica e inflacionista. Porque las fuerzas que sustentan al Gobierno están paralizadas por el miedo y en una coyuntura excepcionalmente grave no están dispuestas a tomar medidas excepcionales, como recurrir al endeudamiento de la Comunidad autonómica. Han cavado una trinchera y esperan a que escampe para no tomar ninguna iniciativa que conlleve riesgo político. Una trinchera maloliente y profunda como una tumba. 

 

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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