La disyuntiva

Ignoraba –como tantas otras cosas – que existiera en Coalición Canaria una corriente interna conocida como Progresistas por Paulino (PPP) que, como cabía esperar, apoya la tercera candidatura presidencial consecutiva de ese izquierdista insobornable que siempre ha sido el presidente Rivero. Progresistas por Paulino es un apósito creado, entre otros hirvientes cerebros coalicioneros, por Fernando Ríos, al que se le suelen achacar labores de comando pirómano por instrucciones de Rivero, acusación injusta, porque a Ríos se le ocurren muchísimas tonterías por su cuenta. En fin, es una vieja estratagema: formalizar una corriente interna desde el poder institucional que no pasa de ser un conjunto dispar de satélites que rulan alrededor de la Presidencia y que quieren seguir haciéndolo indefinidamente. Lo de llamarlo Progresistas por Paulino no deja de constituir un rasgo humorístico, como lo serían Centristas por Mariano, Ciudadanos por Rubalcaba o Liberal-conservadores por Pablo. Sin embargo, para la muy delicada situación de la candidatura presidencial de Rivero no parece ser suficiente. ¿Dónde están los Troskistas por Paulino, los Alicatadores por Rivero o los Embalsamadores por Baute (bueno, hay uno en la televisión autonómica, pero últimamente se pasa el día llorando)? El presidente no parece entender que – entre otras poderosas razones para el descarte — su figura política está carbonizada y que los menceyes coalicioneros saben – y la militancia intuye – que una tercera candidatura desembocaría en una catástrofe electoral.
Por eso Paulino Rivero, el pasado martes, apenas consiguió reunir a  medio centenar de militantes en la presentación de su candidatura en la capital tinerfeña, a la que solo acudió un alcalde, el tacorontero Álvaro Dávila. Los demás se excusaron cortésmente o, incluso, se excusaron de excusarse, comenzando por el secretario general de CC en Tenerife, Fernando Clavijo, cuyo control sobre la organización insular quedó de nuevo evidenciado, mientras en las restantes islas crece el consenso alrededor del alcalde de La Laguna. Sin embargo, Coalición se engaña si cree que bastaría con un nuevo candidato para seguir siendo una opción de gobierno, no se diga encabezar y controlar el próximo Ejecutivo regional. Los mapas electorales están cambiando velozmente por el hartazgo de los ciudadanos y la desafección hacia el establishment tradicional del sistema de partidos. En Canarias también. CC – y aun más que el PP y el PSOE – se enfrenta hoy a la disyuntiva tajante de una renovación profunda o un proceso veloz de consunción política. Los ciudadanos – incluidos los habituales votantes coalicioneros – no quieren alternancia, quieren alternativas. ¿Se puede reinventar un partido en diez meses?

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

Deja un comentario