Marineros en tierra

Después de leer la proposición de ley aprobada en el Congreso de los Diputados y escuchar los discursetes de sus señorías recordé de inmediato un poemita de Machado que involuntariamente lo resumía todo: “De la mar al precepto,/del precepto al concepto,/ del concepto a la idea/ –¡oh, la linda tarea!–,/ de la idea a la mar./ ¡Y otra vez a empezar!”El mismo José Luis Perestelo parecía un Neptuno con alopecia y solo le faltaba el tridente, aunque el tridente lo tiene en su casa solariega Fernando Ríos Rull, cuya familia lo custodia hace décadas como si fuera el brazo incorrupto de Santa Teresa. Un día venidero, cuando la sucinta ley sea definitivamente aprobada tras su paso ceremonial por el Senado, nos levantaremos de la cama con una extraña, benemérita sensación. En todos los dormitorios de Canarias se colará una ráfaga exultante de sal y yodo y podremos – incluso lo podrá hacer Alberto Génova — podremos estirarnos tanto como queramos entre las almohadas, porque Canarias habrá ganado cientos de kilómetros cuadrados. Se acabaron las estrecheces. La tienda de los chinos de la esquina podrá ampliar el local y a todas las fulas podremos llamarlas mijitas. Albricias.
En todo caso, estimado lector, tenga usted cuidado al estirarse entre bostezos marinos, porque puede caerse al suelo y darse un lomazo. Es lo que ocurrirá poco más o menos con la misma ley, una chuchería parlamentaria sin ningún efecto jurídico: se caerá al suelo y será barrida con el paso del tiempo bajo alguna discreta almohada. Por eso el PSOE no ha tenido mayor empacho en apoyarla, como lo hubiera hecho el PP sin mayores dificultades si no hubiera supuesto avalar los acuerdos entre socialistas y coalicioneros. ¿Por qué no? No tiene ningún coste político ni significa nada mayormente. Una ley no puede contradecir la Constitución española, y la Carta Magna establece las competencias exclusivas del Estado en materia de aguas marítimas, que solo otorga a las comunidades autónomas la capacidad de regular la pesca en aguas interiores: 12 millas alrededor de cada isla. La proposición de ley establece literalmente que se respetará el derecho marítimo internacional, y según lo estipulado por la Convención de las Naciones Unidas, las islas que no sean un Estado tendrán la consideración de cualquier otra extensión terrestre. Sin modificación de la Constitución y del Estatuto de Autonomía, sin abrir negociaciones con Marruecos, bajo un arbitraje internacional si fuera necesario, para el establecimiento de una mediana que permitiera una Zona Económica Exclusiva, la proposición de ley se reduce a una cantinflada que nos deja de nuevo como marineros en tierra.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 2 comentarios

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