Revelaciones

La mayor filtración de documentos secretos del Gobierno de Estados Unidos (250.000 cables, informes y grabaciones facilitados por la página digital Wikileaks) abre un cofre de sorpresas realmente insospechadas, estruendosas, formidables. Un ejemplo para abrir boca o bocaza: las autoridades estadounidenses sospechan que Vladimir Putin es un político de corte autoritario. Increíble. ¿Quién hubiera podido imaginarlo? Esta incisiva apreciación será recibida con incredulidad en Chechenia y entre los amigos de Anna Politkóvskaya. Es más, los norteamericanos cuentan con los suficientes indicios como para colegir que quien manda en la Federación Rusa es Putin y no Dimitri Medvédev. En cuanto Medvédev se entere se va a cabrear y exigirá a su primer ministro que le devuelva su oso de peluche y su botella de vodka. ¿Y Silvia Berlusconi? Es difícil de creer, por supuesto, pero Berlusconi, según los servicios diplomáticos de Estados Unidos, organiza fiestas salvajes con pibitas muy jóvenes, jakuzis, guardaespaldas, tortilla de viagra, bebidas espirituosas y sustancias alucinógenas. Jamás se había oído nada igual. Se deshace ante nuestros ojos la imagen de estadista excepcional, del probo empresario multimillonario, del dechado de caballerosidad y discreción, del defensor de la legalidad republicana respetuoso con las instituciones democráticas y, muy particularmente, con la judicatura, para ser sustituida por una teratológica combinación entre Domingo González Arroyo y el vocalista de cualquier orquesta gomera. Respecto a Nicolás Sarkozy, poca cosa, en realidad. Les cae mal. Convengamos que se trata de una insignificancia. A todo el mundo le cae mal Sarkozy, incluyendo a la mayoría de los franceses.
La mayor conmoción llega, sin embargo, fuera de Europa. Al parecer los norteamericanos están intentando bloquear a Irán, aunque todos suponíamos que entre Hillary Clinton y Mahmoud Ahmadineyad había fraguado una historia de amor otoñal pero apasionado que quebrantaría todas las suspicacias de viejos y superados tiempos. Pues no. Washington no se fía de Irán, aunque este aserto, tan brutal y descarnado, cause conmoción y escándalo entre los ciudadanos de medio mundo. Y lo mismo ocurre con Hugo Chávez. ¿Sabían ustedes que a las autoridades estadounidenses no les gusta nada Hugo Chávez? Yo mismo no me lo termino de creer. Es como si me dijeran que entre los 250.000 documentos encuentran una orden de asesinado, secuestro o tortura. Anda ya.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 1 comentario

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