Se acabó

Repaso las reivindicaciones de los controladores aéreos en las huelgas y paros del último año. Lo hago para intentar una prosa tranquila y sosegada y con un punto de ecuanimidad, imitando a Stendhal, que todas las noches leía varios artículos del código civil para tomar ejemplo de laconismo. Pero no lo consigo. La golfada de los controladores aéreos es demasiado miserable, sucia y canallesca como para andarse con martingalas. Si no convocaron una huelga, y optaron por multiplicar como tahúres las bajas por enfermedad, ha sido precisamente para conseguir un impacto más desgarrador en la ordenación del espacio aéreo español. Y lograron. A esta hora — el atardecer del viernes –se ha cerrado el espacio aéreo en casi todos los principales aeropuertos españoles, incluidos los canarios. Los dirigentes de esa turba matonesca que se presenta como sindicato, el USCA, han dicho que la protesta es “espontánea” y que obedece a la disconformidad de los señoritos con el nuevo modelo de gestión que se avizora en Barajas y en el Prat, en el que entrará el capital privado. Pero a) no cabe hablar de espontaneidad cuando cientos de personas solicitan urgente y simultáneamente una baja por incapacidad y b) a mí también me disgusta la privatización parcial de AENA y no me dedico a causar trastornos a más de 250.000 personas y a provocar pérdidas en la imagen exterior y los beneficios de las zonas turísticas españolas y canarias. Especialmente en una situación de excepcional crisis económica y social, con más de 4.000.000 de desempleados en España y cerca de 300.000 en Canarias.
Deben acabar definitivamente las contemplaciones con estos sujetos privilegiados que se llevan crudo a sus casas sesenta, ochenta, cien, ciento veinte, ciento cincuenta mil euracos anuales. El estado de alarma que ha decretado el Gobierno no puede tener un carácter de apósito coyuntural y vuelva usted mañana porque aquí no ha pasado nada. La militarización de la ordenación del espacio aéreo tiene, por supuesto, limitaciones operativas, porque las Fuerzas Armadas no cuentan con recursos humanos y técnico-profesionales como para encargarse indefinidamente del control de los aeropuertos, descuidando sus propias obligaciones legales y funcionales. Pero el modelo de relaciones laborales, ese convenio colectivo de millonarios que deciden por sus sagrados testículos colapsar un servicio estratégico de interés público como es el transporte aéreo tiene que saltar (precisamente) por los aires. Apertura de expedientes, sanción y despido. Que vayan luego a reclamar a los tribunales si les place, pero esto se acabó. Debe acabarse. Esta misma noche. Ya.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 6 comentarios

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