Adán Martín

Una amnesia desvergonzada

En un ensayo breve y delicioso Roland Barthes llamó a Voltaire el último escritor feliz, porque jamás sufrió ni la hiperconciencia del lenguaje ni conflictos ideológicos internos ni las ambigüedades morales de quienes le sucedieron. El último (y quizás el único) presidente del Gobierno de Canarias feliz, indescriptiblemente feliz de ser presidente, fue Román Rodríguez.  Su gorja naturaleza, su buen humor casi inalterable, su ciega confianza en sí mismo lo convertían en una excepción, porque los presidentes, aunque anhelen mucho su condición (“se puede llegar a presidente por casualidad, pero no sin desearlo mucho”, como dijo Abraham Lincoln) suelen  mostrarse como esclavos de un ideal, estrictos servidores de los intereses públicos, monjes trapenses de la gestión institucional,  víctimas de su propia entrega acogotadas por una responsabilidad  que devoraba sus días y sus noches. Rodríguez jamás pisó semejantes pantanos. Dormía a pierna suelta sin perdonar breves y reparadoras siestas, bebía bien y comía mejor, bromeaba con unos y con otros, proyectaba una imagen entre deportiva y hedonista del poder en época de presupuestos gordos y mantecosos. Pero, por supuesto, era un presidente, un presidente bastante común y corriente, y quería seguir siéndolo.
Ahora Román Rodríguez le pide a otro presidente, Fernando Clavijo, que presente una cuestión de confianza en el Parlamento. Todo el mundo tiene derecho a cambiar. Rodríguez cambió cuando los restantes dirigentes de CC incumplieron tramposamente el acuerdo en virtud del cual le correspondería la Vicepresidencia y la Consejería de Economía y Hacienda a partir de la victoria electoral de 2003. Fue entonces cuando decidió marcharse y fundar con la mayoría de los cargos públicos (y los militantes) de la CC grancanaria un partido, Nueva Canarias. Cambió entonces, no antes. Pero no se trata de afear los cambios de posición política, sino de subrayar esa amnesia empapada en cinismo con el que Román Rodríguez, reverdecido izquierdista, se desenvuelve hace años. Reclama conocer los apoyos de Clavijo y olvida la espectacular y follonera inestabilidad que presidió buena parta de su mandato. Al parecer no lo recuerda. No recuerda cuando destituyó a Guillermo Guigou, secretario general del PP de Canarias, como consejero de Agricultura y Pesca. No recuerda tampoco que el PP decidió abandonar el Gobierno autonómico, pero sus tres consejeros – Lorenzo Suárez, Tomás van de Valle y Rafael de León – se negaron a dejar el gabinete: los tres se negaban a reconocer el liderazgo de José Manuel Soria. Es difícil imaginar una inestabilidad más circense: gobernar con tres consejeros que no reconocen la autoridad de tu socio parlamentario y que se niegan a seguir las instrucciones de su propio partido. Esta grotesca situación duró más de cinco meses. La oposición socialista le solicitaba casi a diario una cuestión de confianza, pero a Rodríguez el infecto vodevil que copaba la información política le importaba un rábano. Finalmente el PSOE de Juan Carlos Alemán presentó una moción de censura pero ya por entonces se había recuperado la confianza entre Coalición y el PP, y los votos de la derecha acudieron prestos a salvarle el pescuezo a Rodríguez.
Como ejemplo de inestabilidad – incluso de inestabilidad en el seno de CC – podría citarse también esa monstruosa comisión de investigación sobre Tindaya: montaña sagrada y violentada que parió un ratón parlamentario. Que un político con estos antecedentes describa ahora mismo un escenario cuasiapocalíptico y siempre dudas sobre la legitimidad del Ejecutivo regional – cuya gestión, sin duda, reclama duras críticas – no es más que una lección de desmemoriada sinvergüencería.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

Auditorio Adán Martín

Quizás un día alguien podrá explicar por qué fue el Partido Popular (encabezado por Antonio Alarcó, y en un gesto que le honra) el que propuso en el pleno del Cabildo de Tenerife que el Auditorio llevara el nombre de Adán Martín. Cómo lo hizo el PP, en definitiva, y no Coalición Canaria, el partido que Adán Martín contribuyó decisivamente a fundar, cuando ocupaba, precisamente, la Presidencia del Cabildo tinerfeño, al que dedicó doce intensos años de su vida, si es que en la vida de Adán Martín existieron unos años más intensos que otros, lo que me parece francamente dudoso. Por lo demás, era muy conocido, por declaraciones de varios cargos públicos socialistas, que el PSC-PSOE albergaba la intención de presentar en el pleno la misma propuesta, por lo que un observador despistado – que a veces es aquel capaz de ver lo que realmente está ocurriendo –podría concluir en que el PP y el PSOE han arrastrado al gobierno insular de CC a honrar la memoria de uno de los políticos fundamentales de la historia reciente del Archipiélago…y dirigente de CC.
El Auditorio fue uno de los proyectos a los que Adán Martín dedicó más energía contagiosa, más testadura determinación, más horas y más entusiasmo. Más dudas también. Martín invertía en dudas como otros invierten en bolsa. Aparte de sus valores constructivos y estéticos, el Auditorio debería insertarse en una reordenación urbanística de Santa Cruz que solo en parte se ha hecho realidad. Los costes del proyecto de Calatrava se dispararon y muchos criticaron agriamente el desfase presupuestario. Yo entre ellos. Pero el Auditorio Insular es hoy una infraestructura imprescindible en Santa Cruz de Tenerife y, a lo largo de los años, ha desarrollado una programación rica y estable y, a veces, espléndida. Durante mucho tiempo los asuetos dominicales de Adán Martín consistieron en meterse en las obras del Auditorio después de desayunar bien que mal e inspeccionar, recorrer, escudriñar, calcular y asetear inmisericordemente a preguntas a los ingenieros, los técnicos y los albañiles.
El próximo día 10, dentro de la programación anual de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, los músicos han decidido, en una iniciativa suya y solo suya, dedicar el concierto a Adán Martín. Todo el mundo examinará los programas de mano. Es de esperar que el doctor Alarcó no deba intervenir de nuevo para que en los mismos figure el nombre de Auditorio Adán Martín.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 1 comentario