José Miguel Pérez

José Miguel Pérez y su codo derecho

El conocido como el Mudito, José Miguel Pérez, catedrático de Historia Contemporánea de profesión e insignificancia política de vocación, apuñaló ayer en el quinto espacio intercostal a Pedro Sánchez, que fue quien lo metió en el comité ejecutivo federal para lucir – según su costumbre, no ha hecho nada más – la vocalía de Educación. ¿Recuerdan cuando el propio mandamás decía que Pérez sería su ministro de Educación y el piropeado miraba al suelo, azorado?  La decisión de Pérez no tiene el amparo de ningún órgano representativo del PSC-PSOE y obedece exclusivamente a sus intereses y cálculos personales. En la organización socialista canaria el debate sobre Sánchez – o sobre el REF, o la política fiscal, o el cromatismo de las chirimoyas – ha sido inexistente. El PSC-PSOE, bajo la batuta fantasmal de Pérez, ha sido y es todavía una nada nadeante, y si se ganaron las elecciones de 2015 no fue precisamente por una gestión partidista irreprochable.  El principal objetivo del doctor Pérez consiste en sobrevivir, precisamente, al casi exsecretario general, y si es posible, integrarse cómodamente en la comisión gestora que gobernará el PSOE y preparará el próximo congreso federal sin esas primarias que carga el diablo. El movimiento de Pérez apunta, asimismo, en que en absoluto está dispuesto a desaparecer en el horizonte del partido. O, mejor dicho, que está más que dispuesto a seguir desaparecido – con la que ha llovido en el último año y medio es vergonzosa y miserable la silente inactividad de Pérez – pero que a él la silla no se la quita nadie.
En una situación tan delicada como esta no parece muy prudente tomar la decisión de romper el Gobierno autonómico o, al menos, hacerlo ahora mismo. No en beneficio de la ciudadanía, por supuesto: me refiero a la prudencia que se le supone a José Miguel Pérez y sus escasos conmilitones. Un dato que me llena de curiosidad es que un sujeto como Pérez disponga de innúmeros corifeos para aplaudirle una suerte de sagrada limpieza de sangre, cuando solo es un político mediocre, limitado y comodón que no pisa una agrupación local ni a palos y que se ha desentendido brutalmente de los gozos y las sombras de la gestión de sus compañeros en el Gobierno que vicepreside Patricia Hernández, y que disculpe el caballero de cabeza nevada si le mento a la bicha.
¿Granadilla vale un Gobierno? ¿Cómo se puede entender esta situación? Con el gesto de ayer de Pérez gana fuerza una tercera hipótesis que explica, al menos parcialmente, esa mezcla singular de torpeza y desgana con que la dirección del PSOE negoció (o no) la paralización de la moción de CC contra Jaime González Cejas, y es que los negociadores tenían instrucciones de enterrarse en la arena de una playa hasta el cuello antes de impedir la explosión. Y que el abandono del Ejecutivo por Patricia Hernández y sus compañeros es un efecto buscado por José Miguel Pérez y su codo derecho, Julio Cruz, a fin de devaluar el capital político de la vicepresidenta para la futura lucha por la Secretaría General del PSC-PSOE. Quizás si se pudieran consultar ciertos mensajes telefónicos y algunos wasaps Pérez y su Cruz no quedarían muy bien retratados en la crisis granadillera. Queremos esa crisis. Queremos los diálogos, las preguntas, las respuestas y los silencios. Puede ser la sitcom de la temporada.

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Trama corrupta

Todo el archipiélago quedó ayer sobrecogido cuando el portavoz del  Unidos por la Verdadera Liberación de Judea- Unidad Popular Judaica, Rubensss As, anunció la presentación de un documento que viene a revelar “la existencia de una compleja trama empresarial montada a lo largo de los últimos cinco siglos con el único objeto de enriquecerse a través de la manipulación de los derechos de autor en complicidad con las administraciones públicas cooptadas por el bloque de poder”. Rubensss As, quien definió la “estructura delictiva de los viejos y nuevos caciques” como “maquiavélica”, entregó de inmediato el documento a la Fiscalía Anticorrupción “no por nada, sino por si ven algo raro”. “Espero que por esto los fascistas no me detengan”, advirtió el dirigente político, “porque he reservado mesa en Casa Oscar hoy y no quiero que se me pase el solomillo a la piedra”.

En su detallado escrito,  Rubensss As, como representante de UVLJ-UPJ, señala la sospechosa relación de parentesco entre dirigentes y cargos públicos de Coalición Canaria y el PSOE con “relevantes escritores de las islas cuyas obras, en numerosos casos, son editadas gracias a subvenciones de administraciones públicas”. “Incluso hemos podido constatar fehacientemente”, apunta la UVLJ en su escrito, “que, en el colmo del cinismo, se ha llegado ha recomendar reiteradamente a autores y obras desde la misma Consejería de Educación del Gobierno de Canarias”.  El listado facilitado en su documento por la UVLJ-UPJ es realmente escalofriante y lo encabeza el mismísimo presidente del Gobierno autonómico, Fernando Clavijo. “Llama profundamente la atención”, subrayó Rubensss As, “que el ahora presidente del Gobierno de Canarias ni siquiera haya considerado la conveniencia de esconder o solapar su primera apellido, que lo vincula directamente con José Viera y Clavijo, escritor ilustrado cuya Noticias de la historia general de las islas de Canarias se ha impreso en reiteradas ocasiones, la última, en una edición de las obras completas que cuentan con financiación del departamento de Educación del ejecutivo regional”. “Fernando Clavijo no ha dudado astutamente en tartamudear, citar Juego de Tronos o invocar a la Virgen de Candelaria para borrar las huellas de su relación familiar con un pensador ilustrado”, insiste Rubensss As en su escrito. “¿Y quién dirigía la Consejería de Educación cuando fue concedida esta ayuda a la edición al último proyecto de obras completas de Viera y Clavijo? José Miguel Pérez, secretario general del PSC-PSOE y familiar hipotéticamente de Juan Pérez Delgado, Nijota, a su vez editado por la Caja General de Ahorros de Canarias…Las cajas, de nuevo, como instrumento al servicio de la oligarquía caciquil…Todo encaja”, zanjó Rubensss As con gesto severo, aunque satisfecho. El alcalde de La Laguna desde el pasado julio, José Alberto Díaz, es un caso “particularmente escandaloso”, según el documento del UVLJ, por su “más que probable relación familiar” con numerosos escritores isleños muertos y vivos, como Francisco González Díaz, Agustín Díaz Pacheco y Rafael-José Díaz. “Estos desalmados”, remarcó As, “no renuncian a nada, ni al regionalismo más mohoso ni a la modernidad narrativa o la poesía más exigente: dan miedo”.

Unidos por la Verdadera Liberación de Judea estima en “varios millones de euros” los que se han podido conseguir “a través de esta trama de escritores y políticos y viceversa”, aunque Rubensss pidió prudencia “porque nos tememos que esto no es más que la punta de un iceberg y que el entramado “tiene una dimensión nacional”. “Basta reparar a través de una rápida investigación , como nosotros lo hemos hecho, en los apellidos de Miguel de Cervantes Saavedra y en su correlato con los de cierto expresidente y exministro canario” para afirmar “que estamos ante uno de los escándalos de mayor calado en la historia de la corrupción en España”.

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Así o asá

He visto una foto muy buena: Román Rodríguez parece aullar una interminable carcajada mirando al cielo, Antonio Morales le indica con una sonrisa que tome asiento y Chano Franquis – ese flamante fichaje del PSOE renovado y renovador – se une a la fiesta dirigiéndose a la multitud. Creo que la imagen – algo así como la consagración de una broma inconteniblemente graciosa– corresponde a la firma del acuerdo electoral entre el PSC-PSOE y Nueva Canarias para las elecciones generales del 20 de diciembre.  Uno de los acuerdos electorales más extraños del que se tiene noticia en los últimos lustros por estos andurriales y que solo resulta comprensible en clave de estrategia partidista en el seno del nacionalismo canario. Si será extraño el acuerdo que Román Rodríguez –su principal partero, aunque Franquis haya tirado del niño para arrastrarlo hasta la luz  – ha explicado que los candidatos de NC que obtengan escaño en el Congreso o el Senado a través de listas conjuntas con el PSOE se marcharán tan tranquilamente al grupo mixto una vez tengan la credencial en el bolsillo. Y desde ahí – hay que creerle, por supuesto – votarán siempre con el PSOE en las materias y asuntos previamente negociados. Ya se verá, porque el acuerdo incluye, por ejemplo, derogar la reforma laboral del PP y ya varios dirigentes socialistas – a los que alcanza el agridulce humo de las retortas de Jordi Sevilla — han indicado que, ejem, no se derogará del todo. Rodríguez debería explicar – haciendo un ligero esfuerzo, como tantos otros responsables públicos, para no tomarnos por idiotas – qué clase de alianza electoral es esa y si para ese viaje no bastaría con cerrar un acuerdo poselectoral por el que Nueva Canarias se comprometiera a apoyar la investidura presidencial de Pedro Sánchez en el remoto caso en el que el PSOE dispusiera de una mayoría parlamentaria suficiente en el Congreso de los Diputados.
En la provincia occidental nada podrá hacer NC para mejorar las expectativas del PSOE, pero en la oriental, muy poco. Los nichos electorales de NC y del PSOE no se complementan aun admitiendo que los tradicionales votantes de una y otra fuerza contemplen la operación positivamente. Ambas fuerzas acumularon entre el 32 y el 35% de sus sufragios en 2011 en la capital grancanaria.  Ni sumando la totalidad de sus votos hace cuatro años consiguen el PSOE (123.158) y NC (53.192, cinco o seis mil de los mismos procedentes de CC) acercarse siquiera a los resultados del PP (240.660 votos). La fragmentación que propiciarán los partidos emergentes (Ciudadanos y Podemos) terminará reduciendo esa confluencia electoral a pura insignificancia. Pero es la fórmula que ha elegido Rodríguez para intentar revalidar un escaño en la Cámara Baja porque, al mismo tiempo, supone debilitar a Coalición Canaria, con la que no se pacta porque es de derechas. Ya conocen ustedes el cuento: Paulino Rivero era prácticamente un bolchevique que creía fervientemente  en la patria canaria mientras Fernando Clavijo es un derechista que solo respira en Tenerife y que gobierna con ese émulo de Marine Lepen conocida como Patricia Hernández.  O algo así. Con el expresidente Román Rodríguez – que gobernó cuatro años con el apoyo del PP — siempre es algo así o asá.

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Pacto zombi

El nonato acuerdo entre Coalición Canaria y el PSC-PSOE es ahora mismo un pacto zombi que camina dejándose cachos y haciendo muecas poco tranquilizadoras por los salones de hoteles de Gran Canaria y Tenerife. Los llamados pactos en cascada tienen una extensa hoja clínica ya en la crónica autonómica, pero en estos momentos se registra una novedad. En el pasado el problema radicaba en casos aislados de asorocamiento de alcaldes, concejales y consejeros de cabildos que se negaban vehementemente a seguir las directrices de sus direcciones regionales. Esta circunstancia ha sufrido una transformación cualitativa. Ahora mismo lo que ocurre es que un partido concreto (el PSC-PSOE) es absolutamente incapaz de controlar a sus agrupaciones y cargos electos en dos islas como La Palma y Tenerife. En la primera porque Anselmo Pestana y los suyos siguen dilatando los acuerdos – están convencidos de que otros cuatro años en la oposición en el cabildo y los principales ayuntamientos palmeros liquidaría definitivamente a CC – y en Tenerife porque, sencillamente, la gestora insular carece de capacidad política y operativa para mantener prietas las filas. Se los bacilan sin piedad: hasta los compañeros de La Guancha se permiten una interminable guachafita en las mismísimas papadas de Hernández Spínola y Julio Cruz.
Y sin acuerdos mínimos en Tenerife y La Palma cuando restan apenas 48 horas para la constitución de las corporaciones municipales el pacto es imposible. El PSC-PSOE está pagando – y probablemente le saldrá cara – la inverosímil desidia con la que José Miguel Pérez y su equipo de encallecidas mediocridades han gestionado los problemas y conflictos internos de la organización socialista en los últimos años. Ya que se le menciona, José Miguel Pérez es el gran y escandaloso ausente en esta negociación perniquebrada: ni una palabra sobre la orientación estratégica y programática de los socialistas por parte del vicepresidente del Gobierno autonómico. Ni una llamada telefónica a los centros de conflicto en Tenerife o La Palma. Nadie podrá decir que se lo dijo Pérez. Don José Miguel no está ni se le espera, al menos hasta la convocatoria de las elecciones generales, en las que intentará colarse como cabeza de la lista al Congreso de los Diputados. ¿Cómo se pacta con alguien incapacitado para mover sus propias fichas en el tablero municipal? Las fichas se mueven por sí solas y hace días han abandonado el tablero de juego mientras los negociadores socialistas, con sonrisas cada vez más nerviosas, insisten en señalar a los coalicioneros que siguen ahí, y que no verlas, señores, es un acto de mala fé. Mientras tanto José Manuel Soria, por supuesto, cuenta las fichas que se escurren hacia sus propios sumideros, pero Casimiro Curbelo no. Curbelo las silba.

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José Miguel Pérez y el hambre

José Miguel Pérez, vicepresidente y consejero de Educación del Gobierno de Canarias, debe estar muy satisfecho de sí mismo y cabe sospechar que se trata de una actitud de la que ha disfrutado durante toda su vida. Siempre que he escuchado al señor Pérez he percibido esa afabilidad superior y condescendiente, suavemente aplomada, de los que creen que sus razones y merecimientos se ajustan como un tanga al culo del Universo. Pérez afirmó anteayer que en Canarias nadie pasaba hambre y dejó más o menos claro que semejante prodigio evangélico era fruto de la presencia del PSC-PSOE en el Gobierno autónomo en los últimos cuatro años. Quizás si hubieran gobernado el PP, Izquierda Unida o los carlistas ya hubiéramos caído en el canibalismo.
La aseveración de José Miguel Pérez no es escandalosa porque sea totalmente inexacta, sino por su indignante frivolidad. Sacar en procesión de nuevo los datos resulta cansino; basta con señalar que en Canarias cerca de 50.000 familias viven entre la pobreza y la exclusión social y que varias organizaciones –entre ellas Cáritas – ha cifrado en más de 100.000 niños canarios los que reciben una ingesta insuficiente y mal equilibrada. Porque el pobre, además de comer poco, suele comer mal, y no por prejuicios alimentarios precisamente, sino porque no tiene un céntimo con el que pagar carne, frutas o lácteos. Probablemente la expresión del vicepresidente Pérez se ajustaría más a la verdad si hubiera dicho que en las islas nadie se muere de hambre, pero aun así las matizaciones, por un mínimo sentido de la decencia, resultarían obligatorias. No, ningún canario se muere de hambre, pero sí comienzan a ser médicamente evidentes los resultados de la malnutrición, sobre todo, entre niños y adolescentes: cefaleas, debilidad orgánica, crecimiento óptimo amenazado, mayor vulnerabilidad hacia infecciones y afecciones patológicas. Las consecuencias de todo orden de una malnutrición cronificada son realmente destructivos en el orden psicológico, familiar, convivencial, educativo. Presumir frente a esta situación de que la gente no cae fulminada por la inanición en las calles es bastante repugnante y apoltronarse en la medida de abrir los comedores escolares en verano (sin duda oportuna) pasa por olvidar la semiprivatización de estos servicios que el propio departamento que dirige José Miguel Pérez ha impulsado en los tres últimos años.
La candidata presidencial socialista, Patricia Hernández, se ha apresurado, por supuesto, a rechazar la satisfacción del secretario general del PSC-PSOE por las plácidas digestiones de todos los canarios. Claro que hacerlo así significa que Hernández está de acuerdo de que en el Archipiélago se pasa hambre después de cuatro años de estancia socialista en el Gobierno autonómico. Es el terrible dilema de Patricia Hernández: simular que los socialistas canarios no han participado ni son corresponsables, en la última legislatura, en los recortes presupuestarios y en la desertización de las políticas sociales del Ejecutivo presidido por Paulino Rivero.

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