Cunero

La degradación del PSC-PSOE – en especial el desgaste de su cohesión interna y el vertiginoso declive de su autonomía política y organizativa frente a la dirección federal — no comenzó anteayer. Es el fruto de un proceso de empobrecimiento político, estratégico e ideológico que tiene como responsables máximos al Jerónimo Saavedra ministerial y al Juan Carlos Alemán que, a cambio de que se le votara y apoyara como secretario general, estaba dispuesto a no entrometerse en los reinos taifescos de los alcaldes socialistas y en las cortes ergonómicas de los líderes insulares. El síntoma definitivo llegó en 2007, cuando Ferraz impuso draconianamente a Juan Fernando López Aguilar como candidato presidencial del PSC. Creo que costaría mucho encontrar otra federación del PSOE al que se le empaquetara desde Madrid al candidato a la Presidencia de un Gobierno autonómico. La organización socialista canaria era tan esclerótica, el partido se encontraba tan débil y disgregado, que la candidatura de López Aguilar no encontró ninguna oposición apreciable. Luego se consiguieron 27 diputados y ese triunfo – una victoria amarga a la que sucedió una derrota que no se supo gestionar – terminó opacándolo todo. Pero ni López Aguilar ni su sucesor, José Miguel Pérez, se enfrentaron a la inexcusable reconstrucción del PSC, a la articulación de una cultura política socialdemócrata, a una mínima reflexión sobre las relaciones entre el PSC-PSOE y una sociedad civil que ha cambiado sustancialmente en los últimos treinta años.
Los movimientos para situar a Pedro Zerolo al frente de la lista socialista al Congreso de los Diputados por Santa Cruz de Tenerife, después de lo que ha llovido, no deberían sorprender a nadie. Un diputado descaradamente cunero, que lo sería por necesidades de la dirección federal y apetencias del propio Zerolo: las previsiones más optimistas solo conceden 13 o 14 diputados al PSOE en la circunscripción de Madrid. Las lenguas más viperinas (las del partido, por supuesto) señalan que entre los muñidores de la operación estaría la todavía senadora Patricia Hernández, que optaría por ocupar el número dos de la plancha. Esta burla a los electores – y a los militantes socialistas – se presentaría como una valiente innovación dotada de un discurso verdaderamente progresista. Pedro Zerolo es un político inteligente y valioso, pero vive y trabaja en Madrid hace casi un cuarto de siglo. Jamás ha militado en ninguna agrupación local del PSC y lo ignora todo de la política o la economía canaria. Su candidatura digital terminaría perjudicando aun más a un partido hundido en dos décadas de torpezas, negligencias, pachorras y errores.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

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