El Deseado

El candidato que espera las encuestas electorales como argumento definitivo para presentarse o no a unos comicios es un candidato muy particular, como el patio de su casa, porque bajo la lluvia de las papeletas adversas no quiere mojarse como los demás. En las elecciones de 1999 Santiago Pérez encabezó la candidatura socialista al ayuntamiento lagunero con magníficas expectativas electorales, pero sabiendo que no contaba con la mayoría absoluta en el bolsillo. Y así fue: logro una victoria rotunda, pero no pudo gobernar. Ahora es distinto: ancló su decisión final a unos garabatos transmitidos desde Telde, donde Miguel Guerra lee en las entrañas de patas de cochino asadas el triunfo inapelable de Román Rodríguez y los siete magníficos. Una cosa es fallar un objetivo político y electoral acompañado por todo un partido; otra, bien distinta, arruinar un prestigio personal adornado de afeites martirológicos en tu ciudad natal.
En la previsible puesta de escena de Santiago Pérez, el Deseado, la historia de un héroe que no se resigna a ser tal hasta que se lo piden mucho entre grandes suspiros, ajijides y temblores, descuella un rasgo chocante: haber aceptado primero la candidatura al Parlamento y solo al cabo de un par de semanas la candidatura al ayuntamiento lagunero. Si se admite muy hipotéticamente que el machihembrado entre Nueva Canarias y SxT puede cosechar un diputado en la circunscripción tinerfeña será gracias a los votos que capitalice en Santa Cruz y La Laguna, únicos municipios en los que los seguidores de Ignacio Viciana y José Manuel Corrales cuentan con alguna presencia activa. Y en La Laguna su única figura referencial es, precisamente, Santiago Pérez. De manera que Santiago Pérez ha estado reflexionando varios días sobre si apoyarse a sí mismo. Como se me antoja una actitud demasiado chocante, incluso en esta disparatada sombra de proyecto político, solo cabe entenderla como una reclamación, y como tal se señalaba ayer por la rumorología metropolitana: Santiago Pérez había exigido que la lista al Ayuntamiento de La Laguna fuera suya y solo suya, sin interferencias vicianistas ni antojos sin la debida supervisión por parte de Izquierda Unida. Y si la flauta dulce suena dulcemente por casualidad y aflora un escaño, desde La Laguna se reclama firmemente la portavocía del grupo. Porque puede que queda excluido cualquier programa electoral entre NC, SxT e IU, pero las cuotas, por supuesto, no.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 5 comentarios

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