Pagar la deuda

 

El 40º Congreso federal del PSOE, en directo | España | EL PAÍS

Desconfío de la expresión patriotismo de partido, como descreo de cualquier patriotismo y su alcantarillado semántico. Pero puede admitirse como una dulce hipocresía. Leo a hermeneutas de
derecha e izquierda garrapatear análisis sobre el espectáculo de
luz y sonido del XL Congreso Federal del PSOE y los orígenes
de la renovada unidad del partido bajo el hiperliderazgo de Pedro
Sánchez y no encuentro la explicación más obvia. El partido está
unido y se emociona por su unión porque tiene el poder. Tiene el poder en España y tiene el poder en numerosas comunidades autonómicas y ayuntamientos. Tiene un poder sorprendente por encima de sus porcentaje de voto gracias a sus pactos con poscomunistas, con independentistas y regionalistas de toda ralea. Pero ahí está: ondeando la bandera (la suya) en casi todas las proas.
El PSOE le debe haber regresado al poder a Sánchez y ya era hora
de que pagara la deuda. Puedes estar durante años recordando sus
sablazos, sus mentiras y falsedades, su aventurismo, su diligente
sinvergüencería y sus apuestas inescrupulosas. Pero al final de
terminas rindiendo porque gracias a todo eso, gracias a traicionar
convicciones socialistas de siempre y de no rechazar populismos
degradantes, gracias a lo que ha representado el sanchismo desde
hace cuatro años, precisamente, el PSOE ha conseguido estar y
permanecer en el poder. Al final todas las lealtades y simpatías
gravitan alrededor del sol que te ilumina la poltrona, que nos ha
rescatado de la insignificancia, que nos permite seguir en marcha
y mantener a pleno funcionamiento esta maravillosa maquinaria
de marketing político, que curiosamente no se dedica a transmitir
o exaltar argumentos, ni propuestas, ni análisis, sino a publicitarse sí misma. El patriotismo de partido es una forma respetable de denominar a la adhesión acrítica y desmemoriada al triunfo. El patriotismo del partido es compartir entusiásticamente el éxito milagroso de una organización política que hace un lustro parecía en vías de obsolescencia acelerada, desgastado, semirroto, carente de cualquier relato u oferta legitimadora y en polvorienta
decadencia en sus dos principales graneros electorales, Andalucía
y Cataluña.
Curiosamente esa maquinaria prodigiosa se ha dedicado, entre
otras funciones, a abonar y justificar la polarización ideológica,
desde un malestream progresista que atraviesa el espacio público
español alimentado por periódicos, televisiones, productoras,
tertulianos y chistosos, y sin embargo, en el Congreso Federal no
se ha debatido sobre una puñetera idea, por diminuta que sea. Las
ponencias se limitaron a poco más que a ordenar gramaticalmente
las consignas. Lo importante de la celebración eucarística ha sido
la propia ceremonia, en especial, cuando las encuestas empiezan a
torcerse seriamente y todos los sondeos, salvo los de Tezanos,
indican que el PP está tomando la delantera en la intención de
voto. Hasta a Felipe González invitaron a hablar, y Felipe lo
hizo: uno sospecha que por una penúltima vanidad antes que por
una convicción básica sobre un proyecto político que muy
dudosamente puede identificar con el suyo.
La organización canaria no se puede quejar. No ha empeorado
sustancialmente, pero tampoco ha mejorado demasiado. Finalmente Nira Fierro no entró en la comisión ejecutiva federal;
su destino será un fortalecimiento político de su posición en la
dirección regional o en el Parlamento. En realidad dos de los tres
isleños que se incorporan a ejecutiva federal lo hacen designados
por Sánchez: Héctor Gómez –que ya estaba ahí – como miembro
nato al ser portavoz en el Congreso de los Diputados, y Carolina
Darias, la ministra de Sanidad, que sigue siendo tratada por el
Altísimo como una pieza política cargada de futuro. Cuatro
compañeros en el comité federal – máximo órgano entre congresos – no está mal, pero se trata de un órgano más
tenuamente representativo que otra cosa, en especial en etapas de
tranquilidad y pacificación interna. Como Sánchez, Ángel Víctor
Torres tendrá las manos casi libres para elegir su dirección, y si a
alguien le molesta demasiado y Torres no puede tranquilizarlo,
que salga, pero que no apague la luz: la oscuridad está allá fuera.

 

 

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

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