Cristina Tavio

El tapado

No había manera de convencer a Pablo Matos para que encabezara la lista electoral del PP al ayuntamiento de Santa Cruz. Y tampoco había manera de presionarlo excesivamente: a base de trabajo y entrega Matos ha conseguido un respeto considerable ante la dirección de su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados y Soraya Saénz de Santamaría es una de las dirigentes de mayor confianza de Mariano Rajoy. En caso de victoria electoral del Partido Popular en 2012 – y las encuestas indican más una evidencia que una oportunidad – Pablo Matos podría ser, perfectamente, secretario de Estado. Después de innumerables entrevistas, contactos, telefonazos, súplicas y advertencias se llegó a un compromiso forzado, chirriante y de eficacia harto dudosa: Matos se incorporaría a la candidatura como número dos, después de Cristina Tavío. El acuerdo, sin embargo, es un tanto más complejo.
Si el PP consigue una mayoría suficiente o logra cerrar alianzas para ocupar la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, Pablo Matos será el presidente de la corporación municipal, y Tavío centrará sus desvelos – aunque es difícil imaginar a doña Cristina desvelada por cualquier motivo — en el Parlamento de Canarias. Si no es así – si se reedita, por ejemplo, el pacto entre coalicioneros y conservadores con José Bermúdez como alcalde– Matos, después de deambular garbosamente unos meses por los pasillos municipales, regresará a Madrid, de donde no pretende marcharse en mucho tiempo. Esta operación impedía, evidentemente, que ninguno de los supuestos tapados del taviísmo saliera a escena. Porque en esta original fórmula el tapado no es otro que el propio Pablo Matos, al que se le ha garantizado que podrá compatibilizar, si llega el caso, la Alcaldía del ayuntamiento de Santa Cruz con el escaño en el Congreso de los Diputados.
Me aburre aventurar las posibilidades reales del PP en el municipio de Santa Cruz, como me aburre la estólida cantinela de Ángel Llanos, prometiendo mayoría absoluta si fuera el candidato ungido por la gaviota y, mientras tanto, preparando su desembarco más o menos corsario en las diezmadas filas de Ciudadanos por Nosotros Mismos o en el Club de Bolas y Petancas de Tíncer o donde le apetezca y quepa su narcisismo malherido. Esta gente no se entera, no quiere enterarse, de lo que pasa en la calle, menuda ordinariez.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 1 comentario