Melilla

El miedo de un presidente

Pedro Sánchez ha asegurado que a algunos poderes económicos no les gusta nada su Gobierno. No entró el presidente en mayores precisiones. Y eso le resta verosimilitud y fuerza política a la declaración. A mi juicio Sánchez está obligado a precisar a quién se refiere exactamente. ¿Quiénes forman parte de la conjura de los necios multimillonarios que anhelan asfixiar al heroico gobierno progresista? ¿Podría hablarnos el señor presidente con mayor detalle de esas conexiones entre los poderes económicos y sus terminales mediáticas? Por poner un ejemplo al azar, el principal accionista de El País es Liberty Acquisition Holding, uno de los mayores fondos de inversión de Estados Unidos, que controlan dos multimilllonarios, Nicolas Berggruen y Martin Franklin.  Y a pesar de que el diario fundado por Polanco en 1976 esté en manos de un fondo de riqueza insondable y con fuertes conexiones con el capital norteamericano y europeo ahí está El País, apoyando indesmayablemente al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. Quizás, como solía decir  Salvador Novo, existen multimillonarios de izquierdas y multimillonarios de derechas, “que son muy distintos y solo comparten el amor reverencial por el dinero”, señalaba irónicamente el escritor mexicano. ¿No dijo el propio Berggruen una vez que no estaba interesado en las cosas materiales y que era capaz de prescindir de todo, salvo de su jet privado?

Es difícil localizar alguna zona financiera o empresarial que haya manifestado, siquiera tenuamente, un antisanchismo militante. Pero si la CEOE incluso le firmó su pequeña y pinturera reforma laboral sin mayores fricciones. La élite financiera y empresarial española tiene motivos suficientes para criticar al Gobierno, pero no por modificar estructuras de poder, sino por abusar casi hasta el infinito del gasto público como solución ante cualquier coyuntura crítica. Pero el  poder de la oligarquía empresarial –obviamente –permanece intacto, y las rentas que derivan de sus conexiones con gobiernos y partidos son más sólidas que nunca. Quien sufre y sufrirá más intensa e inevitablemente la disparatada política económica y fiscal de Sánchez serán las clases medias, los pequeños empresarios y comerciantes, los trabajadores sin cualificación, los desdichados autónomos. Esos experimentan ya un empobrecimiento alarmante que solo se agravará en los próximos meses, quizás en los próximos años. ¿Qué diablos le importa a Patricia Botín que la barra de pan sea un 20% más cara o que la gasolina o el fuel no dejen de subir de precio? Un poco de inflación durante un par de años no supone ni un arañazo para los más pudientes, y en ciertos espacios de la actividad económica y comercial, incluso puede ser momentáneamente beneficiosa. No, las élites económicas de España no tienen nada que temer del Gobierno, que es tan cariñoso que – volviendo a la rueda de prensa del señor Sánchez del pasado sábado – aprobará el nuevo impuesto que gravará los beneficios extraordinarios del oligopolio eléctrico para que entre en vigor el próximo 1 de enero. Los extraordinarios de este 2022 no se verán afectados. No, no hay nada que temer.

Ni los poderosos españoles ni los extranjeros, en fin, deben albergar miedos o suspicacias.  El presidente Sánchez brindó también una de las afirmaciones más aterradoras jamás dictadas por un presidente del Gobierno español en los últimos cuarenta años. En efecto, su agradecimiento y elogio a la gendarmería de Marruecos por su trabajo a la hora de contener a aquellos que pretendieron la pasada semana saltar las vallas de la ciudad de Melilla. Ciertamente se emplearon a fondo: unos cuarenta muertos y alrededor de un centenar de heridos. Lo repetiré: Pedro Sánchez felicita a las fuerzas del orden de Marruecos por una acción criminal en la que fueron asesinadas cuarenta personas. Sus cadáveres se han podido ver en periódicos y televisiones. Marruecos los permitió llegar hasta ahí, para hacer un happening sangriento, y Marruecos los ha matado, y el presidente Sánchez los felicita por su carnicería vil y calculada. No, presidente. A ningún magnate español le da miedo su gobierno. El que da miedo a cualquier alma democrática – un miedo hirviente de náuseas –es usted.

 

 

 

 

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?