Ministerio de Hacienda

El lémur faltón

Cuando acabaron sus días como ministro en el último Gobierno de José María Aznar, Cristóbal Montoro, catedrático de Hacienda en la Universidad de Cantabria  — aunque en sus aulas jamás se le ha visto el poco pelo — montó una empresa de asesoría fiscal que primero se llamó Montoro y Asociados y después, más sobriamente, Equipo Económico. En la dirección de esta consultoría fulgieron a principios de siglo el exsecretario de Estado de Presupuestos y el exdirector de la Agencia Tributaria durante su etapa ministerial. Montoro y Asociados se dedicaba a asesorar a grandes fortunas para pagar menos al fisco y, en eficaz coordinación con algunos importantes bufetes, emitía informes para diseñar expedientes de regulación de empleo buenos, bonitos y baratos. Después de ser designado ministro de Hacienda y Administraciones Públicas por Mariano Rajoy, Montoro ha rescatado a varios técnicos de su consultoría y los ha colocado en su departamento. Entre sus nombramientos brilla uno muy hermoso, el de Pilar Valiente, que debió dimitir como presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores por sus relaciones con malolientes protagonistas del caso Gescartera. Es hermoso porque permite recordar, igualmente, que la presidenta de la sociedad de valores Gescartera era la hermana del por entonces secretario de Estado de Hacienda, Enrique Jiménez Reyna, monterista de primera hora. La hermana fue procesada y condenada y Jiménez Reyna abandonó la poltrona para evitar que el escándalo se propagase todavía más. Ah, la señora Pilar Valiente fue ascendida en 2012 y ejerce actualmente como subdirectora de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude de la Agencia Tributaria.
Este sujeto, Montoro, es quien ahora se ocupa de salvar a la patria bancarroteada con la prioridad puesta, por supuesto, en los intereses generales. Los intereses generales, que son muy suyos, exigían una purga feroz en la Agencia Tributaria, y a ello se aplicó Montoro desde sus primeras semanas en el cargo. Las destituciones y dimisiones inducidas en loss últimos días en la Agencia Tributaria son el último capítulo de este saneamiento, porque ya en el primer semestre de 2012 el ministro removió a los técnicos que se ocupaban del caso Gürtel o el caso Urdangarín; en estas jornadas prenavideñas se ha dedicado a ultimar la tarea o a castigar a los que ascendió hace año y medio y no habían entendido que ya no eran funcionarios técnicos de una agencia, sino escribas del señor ministro. En cualquier lugar del mundo democráticamente civilizado Montoro debería dimitir, pero el ministro sonríe como un lemur desafiante y faltón mientras la Agencia Tributaria tintinea en su bolsillo.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?