soberanía compartida

Los saltos del pato cojo

Caben dos posibilidades: o Paulino Rivero ha diseñado una estrategia política personal pre/post electoral o, bueno, necesitaría un abogado al lado para decirlo. Un presidente de Gobierno que se sabe ya excluido de la contienda electoral no queda liberado de obligaciones precisamente. Debe responsabilizarse de la dirección y coordinación de su gabinete hasta el último minuto de su mandato, rematar objetivos próximos, priorizar los asuntos de su programa político susceptibles de materialización (legislación, programas, acciones concretas) y, con la mejor o la peor de sus sonrisas, ponerse a disposición de su partido y del candidato que haya sido designado, lo que no tiene nada que ver – en Canarias parece obligado enfatizar las obviedades – con renunciar a sus prerrogativas ejecutivas. Lo que conduce a la situación actual es que Rivero siempre ha considerado como una de sus prerrogativas pronunciarse y tomar decisiones sin preguntarle a Coalición Canaria ni la hora. Y ha podido hacerlo porque al frente de CC han actuado distintos y apacibles sordomudos como presidentes de escayola y el leal José Miguel Barragán siempre como secretario de Organización y, finalmente, secretario general. Rivero, por lo tanto, sigue adelante como si no hubiera un pasado mañana, hasta el punto de que, en ocasiones, parece que haya inaugurado un tercer mandato el pasado mes de septiembre, cuando el Consejo Político Nacional de los coalicioneros eligió a Fernando Clavijo como candidato presidencial.
Ahora se ha descolgado con un artículo (de inmediato reproducido en todos los periódicos isleños) en el que inaugura asimismo su carrera como pensador doctrinal. Empapado en las aguas de Fernando Ríos el presidente reclama ahora una “soberanía compartida” que parece inspirarse teóricamente en los cafelitos que se ha tomado con Íñigo Urkullo. La diferencia, claro está, es que si el señor Urkullo se lanzase mottu propio a reflexionar por su cuenta sobre el horizonte competencial de la Comunidad vasca sería llamado inmediatamente al orden por el Euzkadi Buro Batzar, la comisión ejecutiva del PNV que, por supuesto, no preside él. La dirección de CC no ha debatido en ningún momento estos extremos ni se conoce posición alguna al respecto de los dirigentes y organizaciones insulares de Coalición. No es que el artículo de Rivero diga gran cosa. Bajo el campanudo eufemismo – constitucionalmente muy discutible – de soberanía compartida subyace la habitual reclamación de un nuevo atracón competencial. Lo insólito es contemplar a un presidente al que le resta poco más de medio año de mandato aferrado a la batuta política por encima de un partido que guarda silencio, esperando con los ojos semicerrados su próxima ocurrencia. El próximo saltito del pato cojo.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?