Ni las fulas

María del Carmen Hernández Bento, delegada del Gobierno central en Canarias, ha proclamado que no existe ningún informe de la Unesco “contra las prospecciones petrolíferas”, ni existe tampoco “ningún apoyo de la Unesco a este documento”. Cuando un responsable político se concede a sí mismo capacidad ontológica suficiente para aclararle supuestamente a los ciudadanos que algo no existe puede deberse a tres razones cosas: a) a que tal responsable político es un cínico de espíritu churrigueresco; b) a que tal responsable político no tiene puñetera idea de lo que habla; y c) una combinación más o menos oligofrénica de las dos opciones anteriores. La versatilidad de la señora Hernández Bento – tan pronto se te planta tres días en la Fashion Week de Nueva York como organiza un imprescindible gabinete de estudios económicos que dura exactamente el tiempo que estuvo a su frente – lleva a cualquier observador imparcial a inclinarse por la tercera probabilidad.
Obviamente, la Unesco no se ha pronunciado contra las prospecciones petrolíferas de Repsol en las proximidades de Lanzarote y Fuerteventura. Pero resulta una mendrugada realmente extraordinaria negar la existencia del informe. Se trata de un documento elaborado por biólogos adscritos al consejo científico del Comité Español del programa El Hombre y la Biosfera, que preside la doctora Marisa Tejedor, catedrática de la Universidad de La Laguna, y no una exconsejera de Industria colada ahí por casualidad.  El programa MaB (por sus siglas en inglés) tiene un ámbito internacional y lleva décadas de funcionamiento. Lo que hizo Tejedor –cuyo prestigio científico y académico a nivel nacional hasta el más lerdo puede certificar en la red – es proceder rigurosamente y presentarlo, como era obligatorio, en la reunión del pasado martes del Comité Español del MAB. Y no, el informe no evalúa los riesgos técnicos de un vertido de petróleo – esa no es ni puede ser la competencia de un órgano de asesoramiento científico –sino las calamitosas consecuencias hipotéticas del mismo en la biomasa de la zona de afección, que incluye el Archipiélago Chinijo, la mayor reserva marina de la Unión Europea.
El estólido intento de la delegada del Gobierno central de reducir un informe científico a una pamplinada fantasmagórica es una grosería hacia el consejo científico español del programa MaB y un ridículo empecinamiento en una curiosa superstición: si se produce un vertido de petróleo relevante a cien kilómetros de las costas de Lanzarote y Fuerteventura no les molestaría ni a las fulas.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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