Oh, el REF

Me encantaría estar presente en las reuniones esas que el Gobierno celebra con empresarios, sindicatos y otras gentes de mal vivir sobre el Régimen Económico y Fiscal, célebre martingala que, después de treinta años de régimen autonómico, el 90% de la población continúa desconociendo casi con entusiasmo. Esta misma ignorancia bostezante es uno de los fracasos más evidentes del régimen autonómico mismo, pero le trae absolutamente sin cuidado. Los estudiantes de secundaria de New Hampshire conocen perfectamente el sistema político de su estado: deben estudiarlo y lo entienden como algo propio y que les incumbe íntimamente; la mayoría de los canarios, en cambio, no sabe ni cuántos diputados integran su parlamento. Con semejante nivel cabe esperar la capacidad crítica y la sutileza argumental de los ciudadanos isleños hacia su régimen político, que suele alcanzar su más depurada expresión en apotegmas como todos los políticos son unos mamones, esto es una mierda, vétete por ahí o deso no me preguntes, mijo. ¿Y el REF? Bueno, el REF es una criatura mitológica de la que se escucha hablar de vez en cuando, a veces un dragón bondadoso y casi filantrópico, otras una valkiria que vampiriza al sufrido pueblo y está a sueldo de la oligarquía empresarial. En consonancia con tanta excelsitud popular, los políticos y tecnócratas que nos han tocado en suerte en esta coyuntura histórica han entendido el REF, cuya renovación debe ser aprobada por Madrid y Bruselas el próximo año, como una cornucopia de píos deseos y demandas agónicas que no se le pueden negar, porque estaría feísimo, a una desdichada región ultraperiférica, cuyos habitantes tienen bastante castigo con no poder acercarse en coche a Cuenca y disfrutar de las Casas Colgadas y de la repostería de Valdecabras. Nada de estrategias articuladas, de valoraciones inteligentes, de conexión con los acelerados cambios normativos y reglamentarios en Europa actualmente en curso, de correcciones autocríticas. Nada. Dámelo todo. Sí, las reuniones deben ser indescriptibles.

— Bueno, este es el REF – Paulino Rivero sonríe-. ¿Qué les parece? ¿No está quedando mono?

— Hombre, presidente…

–No me digas que se nos ha olvidado algo… Ustedes, los empresarios…

–Nos gustaría que parte de las ayudas se dieran en metálico y parte en unicornios…Es que a nuestros hijos y nietos les gustan mucho los unicornios…

–Sin problemas, sin problemas… ¿Y los sindicatos?

–Caramba, presidente…Pues ya que lo dices… Quisiéramos más fondos para combatir el desempleo y el reconocimiento al derecho ultraperiférico a disponer de un jakuzzi como mínimo por cada bloque de viviendas…

–Hecho.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

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