Parlamento de Canarias

Crónica parlamentaria. Embadurnados de palmeridad.

Si el primer día de pleno se consagró a una manifestación masiva de solidaridad con La Palma amenazada y golpeado por el volcán la segunda, inevitablemente, tendió a la exageración. Se ha atribuido a muchos aquello de que en la Historia lo que primero es tragedia luego se convierte en farsa; en la dinámica parlamentaria pasa habitualmente que lo que fue una declaración solemne termina siendo un chiste o una insensatez. Gracias al consejero de Transición Económica —  José Antonio Valbuena, ese adulto que lleva camisas de monje budista fuera de los pantalones – se consiguió lo segundo. Pero antes ocurrieron algunas cosas.

Yo he visto cosas que no creeríais. He visto atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhaüser y una vez vislumbré a José Miguel Barragán en pantalones cortos y cholas de las que salían diez dedos gordos como diez hijos predilectos. Y juro que en la legislatura pasada la actual consejera de Derechos Sociales, Noemí Santana, insistía en que el problema para atender las ayudas sociales, en particular la Prestación Canaria de Inserción, no era cuestión del personal administrativo, sino de la capacidad de gestión y compromiso social. Su antecesora, Cristina Valido, no sabía gestionar. Santana, por supuesto,  ha sufrido un cruel ataque de amnesia y no recuerda nada de eso. El hecho es que Poli Suárez, activo diputado del PP que defiende día y noche la sensibilidad social de su partido, pidió una comparecencia de Santana para hablar de la pobreza infantil (rampante en Canarias en los dos últimos años) y todo el mundo, empezando por la consejera, se lo agradeció mucho. Santana se esforzó en defender su gestión y presentó algunas mejoras indiscutibles, pero casi abrumadoramente insuficientes. Después de las cachanchanadas habituales de los diputados curbelistas (el boss de la ASG debería ser un poquito más exigente) Carmen Hernández se mostró muy crítica con el reparto de alimentos porque, al parecer, los que tienen hambre deben mostrar la suficiente paciencia democrática para aguardar a que el Gobierno les conceda una ayuda o les facilite a encontrar un empleo digno. Fue particularmente interesante su consideración según la cual “no se puede defender en la oposición lo contrario a lo que se hizo en el Gobierno, debería estar prohibido”. Porque Poli Suárez “es militante de un partido conservador” mientras ella “milita en un partido progresista que apoya a la gente”. Suárez, sosegadamente, le recordó a Hernández que su partido, Nueva Canarias, había apoyado en las Cortes los dos últimos proyectos presupuestarios de Mariano Rajoy “y el malvado PP”. La señora Hernández se quedó ligeramente descolocada en su escaño. También recordó al PSOE que había gobernado con CC, pero lo hizo casi con cansancio.  Por cierto, poco después intervino en el pleno la señora Astrid Pérez, toda una figura del Partido Popular, que gobierna el ayuntamiento de Arrecife gracias al apoyo del PSOE, mientras los conservadores posibilitaron la investidura de Dolores Corujo como presidenta del Cabildo de Lanzarote. A ver si algún día hay suerte y los progresistas de alta cuna y de baja cama abandonan sus cuentos de hadas, dragones y mazmorras. La señora Corujo, por cierto, también es diputada, pero como Patricia Hernández, prefiere no hacer nada en la Cámara para no deslucir el trabajo de sus compañeros.

La diputado Valido tampoco debió esforzarse (aunque lo hizo) en señalar lo obvio. La Consejería de Derechos Sociales pudo contar con cien trabajadores más en 2020 y otro centenar se incorporará antes del próximo diciembre. La exconsejera valoró mucho el aumento de perras y de personal, que había llevado a una triunfal aseveración de Santana: 8.500 PCI reconocidas en 2021 frente a las 6.000 de 2019.  Valido matizó, sin embargo, que los 6.000 de 2019 se explicaban por la mejoría de la situación económica y la creación de empleo. “En el año 2018 se aprobaron 11.599 PCI y en 2017 13.525, con muchos menos recurso y personal que la actual Consejería”, puntualizó. También molió a palos el nonato catálogo de servicios y prestaciones de la Ley de Servicios Sociales de mayo de 2019, que dos años después de tomar posesión Santana y su equipo no han sabido sacar adelante, grajeándose, además, la crítica o el abierto rechazo de nmerosas entidades del sector, como el Colegio de Trabajadores Sociales. Dos años. Dos años sin Renta de Ciudadanía ni catálogo de servicios para desarrollar cabalmente una ley para el que el Gobierno autónomo no presupuestó un céntimo ni para 2020 ni para 2021.

Igualmente dos años largos lleva de denodada lucha contra sí misma el proyecto de ley de Transición Ecológica que algún día (supuestamente) llevará la firma de José Antonio Valbuena y entrará en la Cámara. Para dar alguna buena noticia, el señor Valbuena sí adelantó que sus técnicos están trabajando en el “tercer y último borrador de acuerdo” con el Gobierno central para que la comunidad autonómica asuma las competencias en materia de costas. Tampoco puso plazos el consejero, no fuera que se excitase demasiado algún diputado. Lo peor o lo mejor (con Valbuena nunca se sabe) llegó cuando el consejero respondió a una pregunta sobre la información que, como responsable de Transición Ecológica, tuviera en su poder en relación con la erupción volcánica en La Palma. Por lo que dijo, el señor Valbuena no tenía mayor conocimiento de la cosa, pero no quiso defraudar, así que prometió una “solución humana” para la reconstrucción urbana y social de La Palma. Descartada la intervención alienígena, el consejero se lanzó a un encendido discurso todopoderoso, telúrico, invencible. “No habrá límites en reglamentos ni en las leyes para la reconstrucción de La Palma, solo lo que sea técnicamente imposible”. Después de  anunciar el incumplimiento de la legalidad vigente por parte de un Gobierno, el suyo y el nuestro, si fuera necesario, Valbuena dijo algo que su propio discurso estaba adelantando “la solución para que la isla se recupere se hará con más corazón que cabeza”. Y a los grupos parlamentarios no les pareció mal. Incluso se oyeron algunos aplausos. Valbuena es un tecnócrata con cierta astucia y muchas ganas de supervivencia que sabe barloventear emociones y estremecimientos sentimentales. Es decir, un individuo bastante peligroso en una tesitura tan delicada como esta. La Palma no necesita de una sentimentalidad bravucona que pueda producir luego una honda, amarga e irreparable frustración. Necesita precisamente más cabeza que nunca para conseguir objetivos pragmáticos, coherentes y duraderos. Necesita políticos responsables y pertinentes y no sujetos lengüilargos que le prometan incumplir las leyes para recuperar ferozmente una arcádica felicidad perdida. Porque las leyes, junto a la voluntad política y al concierto de agentes e inteligencias de todos los sectores, son las que puede sanar la herida de fuego que atormenta a la isla.

El pleno concluyó con una idea original: el Gobierno debería emprender de inmediato un Plan de Reconstrucción de La Palma. Pero, ¿no había uno ya que están fraguándose, precisamente, en el seno de esa Comisión Mixta Canarias-Estado? Al parecer no es suficiente. O no está clara la cosa. Debería formar parte de una nueva gobernanza que el presidente Torres se hubiera reunido con los presidentes o  portavoces de los grupos parlamentarios para transmitirles toda la información y las expectativas razonables para los próximos días, semanas y meses. Es lo que ocurre en situaciones especialmente críticas (como la actual) porque contribuye a no duplicar esfuerzos, eludir la coincidencia  en las propuestas o evitar preguntas que se vuelven anacrónicas en muy poco tiempo. Es más: la Cámara debería haber ya constituido una comisión sobre la crisis, integrada por los presidentes y portavoces del grupo, con una función esencialmente informativa y solo secundariamente deliberativa. Pero algunos –quizás demasiados – se sienten cómodos entre las patas del lento elefante parlamentario.    

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

Crónica parlamentaria Pensando en La Palma

 

pleno35

A alguien se le ocurrió ayer  manufacturar unos lazos verdes – un tanto menesterosos – para que sus señorías los pudieran lucir como recordatorio del martirio de lava que sufre La Palma desde el pasado domingo y que nadie sabe cuándo acabará. Por supuesto la sesión plenaria comenzó con una declaración institucional que leyó el presidente de la Cámara, Gustavo Matos, para recordar que en este momento todas las islas canarias son La Palma. Fue lo mejor del día y apenas duró dos minutos minutos. Pero La Palma, su volcán y sus ocho bocas de fuego, atravesó en realidad todo el pleno extraordinario. El pleno ordinario, que habría que haberse celebrado acto seguido, fue pospuesto por decisión de la Mesa. Por supuesto, por motivo de la angustiosa calamidad volcánica. Los diputados palmeros –algunos son también son alcaldes –se quedaron en su isla, aunque uno no alcanza a entender exactamente sus razones. Un diputado –salvo si también es alcalde, precisamente – no sirve para nada contra el fuego. Pero la presión hacia el turismo de hecatombe indescriptible y lágrima portátil es muy fuerte. Algunas habían apostado porque la Mesa de la Cámara volara hacia La Palma en la tarde de ayer, pero la subyugante ocurrencia no llegó a cuajar gracias a la mesura de Matos. También las lenguas bífidas chismorreaban que Román Rodríguez intentaba meter cabeza en una visita relámpago, espoleado por Miguel Ángel Pulido, presidente de NC en La Palma al que le inventaron una dirección general hace un par de años para que pudiera oler sin problemas los efluvios de Varón Dandy del vicepresidente. En todo caso hoy, miércoles desembarcará en La Palma Pablo Casado, niño factótum del Partido Popular, no solo porque en la isla haya estallado una erupción, sino porque el presidente del Cabildo Insular, Mariano Hernández, es militante del PP y autor de una frase que podrían suscribir al alimón Stephen King y Leticia Sabater: “Vamos a atender a la totalidad de las demandas de los vecinos en esta terrible catástrofe, porque en estos difíciles y comprometidísimos momentos dramáticos tenemos que estar, más que nunca, supercerca de los vecinos”. Supercerca, tío, me siento más seguro y más guay, por algo te llamas Mariano. Casado rodeado de palmeros es algo que ocurre a diario, pero está vez contará con María Australia Navarro (más) a la derecha y Poli Suárez (un fisquito) a la izquierda acompañados por todos los concejales conservadores imaginables. Cabe esperar que ninguno le cuente que en La Palma el PP cogobierna con el PSOE, porque igual desfallecer su corazón de doliente doncel.

Para el jueves, en fin, está prevista la visita del Rey, y hay quien piensa que la capacidad de carga de la isla puede verse seriamente comprometida por el número de cargos públicos atraídos como moscas a la miel dorada de la Jefatura del Estado. Sin duda el presidente Ángel Víctor Torres seguirá ahí, como el dinosaurio de Augusto Monterroso, con Anselmo Pestana a la derecha, enseñándole mapas y vídeos y memes graciosos, porque Pestana es el poncio más simpaticón desde Carlos Arias Navarro, y Jorge González a su izquierda, comiéndose una caja de marquesotes por pura angustia. Don Felipe VI, con Ángel Víctor Torres recitando la lista de los reyes godos a su izquierda y Gustavo Matos las alineaciones del Real Madrid a su derecha, muy probablemente abandone la isla al anochecer del mismo jueves. En las últimas 24 horas la preocupación ha crecido en Presidencia del Gobierno porque se vislumbra una crisis larga y de consecuencias imprevisibles para la sociedad y la economía de La Palma. En un principio se contaba con una violencia volcánica gestionable y que solo duraría entre quince y treinta días. Esas predicciones se han retirado y los científicos son ahora mismo más prudentes: las aseveraciones han sido desplazadas por los circunloquios, un puñado de certidumbres por un montón de hipótesis.  Ahora mismo (y durante mucho tiempo) la prioridad es la seguridad física de los vecinos de las áreas afectadas, no, obviamente, la conservación de sus casas, fincas o haciendas, porque la única defensa posible frente a un volcán en erupción en correr con el mínimo equipaje la máxima distancia posible desde el foco de las llamas. En las primeras horas se denunció el desprecio de las televisiones privadas españolas por la erupción: qué añoranza. Ahora mismo en La Palma se agita un carnaval de equipos de televisión y famosos y famosetes – Fraganillo, Piqueras y otros genios del periodismo catastrófico  — que hacen a menudo el imbécil acercándose a pocos metros de las coladas de lava o subiéndose a un helicóptero como un boina verde de la noticia.  La lava del Teneguía, hace medio siglo, era algo más rápida y traidora por el mismo desnivel del terreno; la del nuevo volcán es más lenta, desde luego, pero parece tomarse su tiempo, con una cruel y detenida paciencia, para aplastar, carbonizar y destruir todo a su paso.

El contenido del pleno se dilucidó en poco más de hora y media. La Cámara debería emitir informe sobre el proyecto de ley por el que se aprueban medidas de apoyo al sector cultural actualmente en el Senado. Las fuerzas parlamentarias que apoyan al Ejecutivo – PSOE, NC, Podemos y ASG – presentaron un informe y la oposición (CC, PP y Grupo Mixto) presentó otro. De nuevo el diferencial de la tributación al fisco de los rodajes de producciones audiovisuales en Canarias. Se volvió a certificar la extrema irritación de la mayoría –pero muy singularmente del PSOE – por esa testaruda voluntad nacionalista de tener su propio análisis y su propia propuesta, en lugar de votar con el Gobierno, que es lo más inteligente, lo más progresista y lo más patriótico. Es realmente extraño. El PSOE gobierna o cogobierna Canarias, la mayoría de los Cabildos y más de la mitad de los ayuntamientos isleños y, sin embargo, les molesta sobremanera un discurso que no sea el suyo y cualquier conato de disidencia o desacuerdo se eleva a un rasgo de maldad, estupidez, traición de lesa patria o electoralismo. Y falta todavía más de año y medio de legislatura.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

Cada uno a lo suyo

Vamos obviar hoy las ruedas de prensa donde no se informa con precisión de nada y no se admiten preguntas, vamos a no considerar el empalagoso colegueo narcisista que reventó a la media hora de comenzar la transmisión. Aun así, ¿a que esto parece menos divertido y espectacular que ayer con un centenar de casas reducidas a cenizas, muchas familias arruinadas y más de 6.000 personas desplazadas de sus domicilios? Cada día lo parecerá menos. Incluso a los ministros y ministras. No, el volcán no rompió en un buen lugar, sino en una zona maltratada por un incendio feroz hace más o menos un año. En Tazacorte no están está mañana disfrutando de ninguna fiesta de la naturaleza y La Palma se encuentra donde ha estado siempre, no en el centro de un mundo imaginado por un asesor oligofrénico. Todo se va desenvolviendo en dos planos: el de los dispositivos de seguridad y emergencia, con las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado, la Cruz Roja, los bomberos  y los funcionarios municipales, que actúan con una profesionalidad intachable, y los del exhibicionismo político cada vez menos discernible del exhibicionismo periodístico. Veo a un periodista peroratando entre aspavientos frente a una colada y lo tomo por un consejero del Gobierno, descubro a un presidente del Cabildo señalando una humareda mirando directamente a la cámara y se me antoja el redactor de alguna televisión de chichinabo. Admito que no sé qué diablos nos está ocurriendo.

Ayer estaban previsto dos plenos (uno extraordinario y otro ordinario) en el Parlamento de Canarias. Pues bien, asombrosamente, la Cámara ha decidido suspender el segundo. Parece que el secretario segundo de la Mesa, el diputado palmero Jorge González, a su vez secretario de Organización del PSOE, se puso en modo Guillén Peraza, do está tu escudo, do está tu lanza, do tu pepito de lomo con ensalada de cada mañana. ¿Cómo se iba a celebrar un pleno con lo que estaba pasando en San Miguel La Palma? Ayer incluso circulaban rumores sobre un viaje de la Mesa del Parlamento a La Palma bajo la extraña consigna de la “solidaridad”. ¿Y qué pinta ahí el órgano de gobierno de la institución parlamentaria? Absolutamente nada. No es el momento de que pululen diputados sacándose fotos por los alrededores del volcán con expresión acongojada. Sus señorías son absolutamente prescindibles en la emergencia palmera y pueden llegar a molestar. De la misma forma, solo puede agradecerse (de verdad) la presencia del presidente Pedro Sánchez, un gesto que deberá recordase en el futuro, pero carece de sentido prolongar su estancia: mejor que prepare una declaración de zona catastrófica y en su momento suelte las perras necesarias.

Los diputados palmeros (y los de todas las islas) sirven más y mejor a La Palma cumpliendo con su deber estatutario, es decir, debatiendo y aprobando leyes y fiscalizando la acción del Ejecutivo. Esta desdichada situación puede prolongarse semanas e incluso meses, con coyunturas de estabilidad y súbitas crisis de emergencia. La Palma va a atravesar un largo periodo de incertidumbre y adaptación a los cambios e incidentes que se puedan producir. Después de mantener un comportamiento ejemplar durante toda la crisis covid bajo la presidencia de Gustavo Matos, el Parlamento no puede suspender los plenos más o menos indefinidamente por una situación que desgraciadamente no acabará pronto. En La Palma están funcionando los puertos y el aeropuerto, se están impartiendo clases en escuelas e institutos, abren los negocios y establecimientos comerciales y se atiende a las explotaciones agrarias y ganaderas, salvo, como es obvio, en las zonas afectadas y en los perímetros de seguridad establecidos por los técnicos. El Gobierno autonómico y el Parlamento deben hacer exactamente lo mismo sin caer en la abyecta tentación del turismo de catástrofe y la solidaridad televisada.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

Ni raza como mi raza

La presidenta del Parlamento de Canarias, Carolina Darias, ha blandido un informe encargado a la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel  — si, existe algo así – para desactivar la babieca polémica alrededor de los lienzos que adornan las paredes del salón de plenos de la cámara regional. Si el lector no ha seguido esta estupidez puede sintetizarse así: algunas de sus señorías, de epidermis nacionalista, es decir, ideológicamente atópica, se muestran incómodas porque las pinturas representan escenas de la conquista de Canarias por los castellanos. He escuchado a algún mendrugo proclamar que ningún pueblo celebra con pinturas, en la sede de la soberanía política, la victoria de quienes los esclavizaron. Claro que el diputado en cuestión es lo suficientemente idiota como para olvidar que sin contacto entre castellanos, andaluces, levantinos, aragoneses, catalanes, florentinos, franceses, genoveses, portugueses y moriscos, contactos entre sí y con aborígenes isleños jamás hubiera alcanzado el escaño, simplemente, porque su señoría no habría existido.  Es un extraño racismo implícito el que supone que somos descendientes de una raza noble y espléndida que fue sojuzgada, pero cuya aniquilación, misteriosamente, no impidió que siga viviendo en nuestros pechos y todo eso. Pues no: somos un país mestizo y una tierra de aluvión cultural y en los primeros siglos estos peñascos constituían una tierra de frontera donde venían a parar lo mejor y lo peor de cada casa.
Lo extraordinario, sin embargo, es el propio informe de la Real Academia de Bellas Artes, que afirma portentosamente que los lienzos de Manuel González Méndez “representan un momento histórico” y “aluden al diálogo y al entendimiento entre los pueblos”. Por supuesto, los cuadros no representan ningún momento histórico. Ninguna pintura –si merece ese nombre –lo hace. En el caso de González Méndez sus lienzos únicamente proyectan el imaginario que existía a finales del siglo XIX sobre los aborígenes y su relación con los conquistadores peninsulares. El imaginario que construyó el romanticismo isleño de las escuálidas burguesías locales sobre el pasado aborigen y que por desgracia, consiguió una amplia popularización y en buena parte se mantiene todavía vivo, y que entre otros investigó y describió espléndidamente el desaparecido Fernando Estevez. Este guanche pintado es un invento, como todos los guanches, con una doble ancla en el concepto russoniano del buen salvaje y en un raciología ágrafa y entusiasta: no hay tierra como ni tierra ni raza como mi raza. El informe de la Real Academia es tan tontorrón e inmotivado como la indignación de Lorenzo Olarte o Mario Cabrera. Están mascando sus propios prejuicios, su propia ignorancia, sus propias fantasías, y en realidad se reflejan como en un espejo en unas pinturas mediocres. Les debe sobrar mucho tiempo.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?

Tercermundistas

Por decisión soberana del Parlamento de Canarias a  Antonio Brufau, presidente ejecutivo de Repsol, no se le invitará ni a un cortadito en ninguna recepción, celebración, guatatiboa o convocatoria que organicen las autoridades autonómicas. Sin duda un golpe duro para el hombre que mancilló el honor patrio llamándonos tercermundistas. Después de aprobada la propuesta de resolución  — solo el PP se abstuvo – los diputados, supongo, respiraron aliviados. Particularmente espero mi turno. Porque no, yo no creo que Canarias sea un país tercermundista, pero tiende a ser un país idiota. Un país idiota es aquel que tiene, por ejemplo, más de un 26% de su población activa en el desempleo. Un país idiota es el que lo apostó casi todo al turismo, a la construcción y al maná de los fondos europeos. Si quieren ustedes se trata de la idiotez egoísta y cortoplacista de una élite empresarial ampliamente garrula y oportunista, pero es que los curritos se lanzaron con entusiasmo a poner ladrillos, cargar bolsas de cemento y alicatar apartamentos y miles dejaron los estudios porque se ganaba una pasta en los sures mitológicos. Ahora, cuarentones y cincuentones con un futuro castrado  y el alma sepultada en zapatos remendados, se momifican en las plazas y en los baretos de los barrios. Es una prueba de nuestra indigencia política, social, intelectual que al señor Brufau le importa un bledo, pero que a nosotros también.

Fernando Clavijo abocetó en el debate parlamentario un ambicioso plan educativo para que los niños y jóvenes canarios  — que viven en una comunidad que se dedica básicamente a actividades turísticas – aprendan inglés. Por cierto, la mayor debilidad de esta iniciativa no está – contra lo señalado por el PSC-PSOE – en que carezca de ficha financiera. El error central del plan es que la adhesión al mismo por profesores y centros docentes tendrá un carácter voluntario.  Simplemente, no se puede trazar un objetivo académico estratégico en el ámbito educativo – que incluye nada menos que inglés como idioma vehicular en las aulas isleñas — fiando su consecución a la voluntariedad de profesores y centros en el esfuerzo. Bajo esta disparatada premisa el plan está destinado al fracaso. Y la responsabilidad de que la inmensa mayoría de los escolares canarios no hablen inglés fluidamente no cabe achacarla exclusivamente a los sucesivos gobiernos autonómicos. A la llamada comunidad educativa el aprendizaje de idiomas extranjeros le ha importado un higo-pico. Sí, es un poquitín tercermundista que los canarios no hablen aceptablemente un inglés básico, algo que sí ocurre entre adolescentes y jóvenes de países no precisamente nórdicos. Es muy, pero que muy imbécil pensar en una modernización y diversificación  de la economía regional sin una población bilingüe que maneje el inglés con corrección y naturalidad y con una proporción de licenciados en Derecho o en Filología que triplica a los titulados en ingenierías: así no hay manera de hacerse un hueco habitable en la economía globalizada. Y apenas exagerando algo: así, con un ejército de leguleyos de secano, filólogos sobrevenidos y auxiliares administrativos es difícil enfrentarse con las actitudes depredadoras de grandes empresas multinacionales y avanzar en el control de nuestras propias vidas como individuos y como pueblo.

A mí el tiempo me ha enseñado dolorosamente la ambigüa lección de la esperanza. Seguiré disfrutando de la degradación de nuestras expectativas como pequeño pueblo atlántico mientras espero que el Parlamento – o en su defecto La Garriga – me declaren persona non grata  por creer que la única claridad que nos inunda es la del sol de nuestra eterna primavera.

Publicado el por Alfonso González Jerez en Retiro lo escrito ¿Qué opinas?