Crisis económica

Candidatos

Que no se diga que la campaña electoral no va mejorando. Ahora toca lucirse en bikini saliendo de la playa como Venus Victrix. O sentada en el paseo de Las Canteras con un objeto raro, llamado libro, en la mano. O paseando en bicicleta, motocicleta o patinete. Soy incapaz de entender lo que pretende con exactitud esta gente. Las razones obvias, lo que señala cualquier manualito al uso de psicología electoral, es que los candidatos quieren mostrarse tan obvios e inmediatos como nosotros mismos pero, ¿qué cabe pensar de alguien que escenifica su supuesta cotidianidad o intenta elevarla a nivel de icono fugaz? A los electores estas exhibiciones más o menos impúdicas o pueriles les traen absolutamente sin cuidado. Pero es uno de los instrumentos de campaña más socorridos al que nadie parece dispuesto a renunciar. Ya Quinto Tulio Cicerón le recomendaba a su hermano que se mezclara con la plebe hasta ganar su aprecio, pero sin confundirse del todo con ella.
En este mecanismo tradicional hay algo ligeramente insultante, porque presupone que los ciudadanos no han advertido que los candidatos son seres humanos, corrientes y molientes, tan sencillos que compran en los supermercados, utilizan la bicicleta o incluso se pasean por la calle poniendo una patita y después otra y así sucesivamente. Es una expresión de condescendencia narcisista. Bajo su apariencia ligera, simpática y anodina oculta una altanería un pizco insoportable. Le contaré un pequeño secreto, si por azar algún candidato lee esta columna: somos perfectamente conscientes de su calidad de personas del montón. Y por lo general hemos dispuesto de cuatro años para corroborar que, en demasiados casos, no proceden del montón más airado o airoso, precisamente.
Las administraciones públicas cuentan en Canarias con unos 130.000 funcionarios y ahora, gracias a estadísticas oficiales, sabemos que más de 80.000 isleños trabajan en la economía informal, habitualmente dedicados a los cáncamos de pura supervivencia. El gigantismo funcionarial de las administraciones públicas, las añagazas de la economía sumergida, la deficiente articulación de la sociedad civil y la debilidad de los espacios públicos de información y debate son las razones que explican, precisamente, que aquí estemos instalados en una resignación milenarista y los candidatos sigan paseándose, remojándose y mandándose una papa en palcolor sin dejar de sonreír.

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Manacito

Magníficas perspectivas de ocupación turística. No para la tardía primavera, sino para el verano que ya está en puertas e incluso hasta finales de año. Puede que superemos los 12 millones de turistas en este infausto 2011. Y no es improbable que esos 12 millones de turistas coexistan con una de las mayores tasas de desempleo de la Unión Europea. La crisis institucional, la inestabilidad política y la violencia en Egipto y Túnez, entre otros países de la zona, se prolonga semanas y meses en beneficio de la actividad turística en Canarias y redibujar la planificación y contratación de las vacaciones de los europeos que se lo pueden permitir. La reacción inmediata es preguntarse en la incidencia de una planta alojativa colmatada en la creación de empleo. Si llevamos ya más de un trimestre en racha, ¿por qué no disminuye significativamente el número de parados? En realidad es un interrogante que obvia la situación previa del turismo en Canarias y, más estructuralmente todavía, la aportación real de la llamada industria turística a nuestro producto interior bruto y al mercado laboral del Archipiélago.
Los empresarios turísticos retrasarán todo lo posible las nuevas contrataciones. Y lo harán, simplemente, para recuperar flujo de caja y músculo financiero después de más de dos años perdiendo dinero, para afrontar créditos contraídos durante la crisis o en sus prolegómenos o para ampliar sus muy moderados márgenes de beneficios. Hasta que no cuaje el convencimiento de que este portentoso record no es un maná coyuntural que puede escampar en cualquier momento – y eso no ocurrirá hasta la campaña de invierno 2011-2013 y con una demanda sostenida– los empresarios turísticos y los gestores hoteleros no dirigirán sus miradas al mercado laboral ni, por supuesto, se interesarán por las ayudas que ha puesto a su disposición, con tan melancólicos resultados, el Gobierno autonómico para rehabilitar la planta hotelera.
El sector turístico en Canarias no ha dejado de disminuir su aportación al PIB regional en los últimos años. Jamás se ha caracterizado por modelos de contratación que pivoten sobre la estabilidad laboral, la formación o la especialización. Canarias, en efecto, le debe mucho al turismo, pero no puede pretender que su recuperación económica y su cohesión social dependan de los generales egipcios, tunecinos o sirios. En el mejor de los casos 12 millones de turistas podrían significar 30.000 empleos más durante el próximo año. Un cuarto de millón de isleños seguiría hundido en el paro.

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Paradigma

Es irreprimible la tentación de resistirse a la evidencia última: estamos ante un cambio de paradigma de lo político, de lo económico y de lo público. Las cosas no volverán a ser lo que fueron, y no solo cuantitativa, sino también cualitativamente. La larga y agónica crisis económica transformará no únicamente estructuras y procedimientos políticos y administrativos, sino la misma concepción de la política: la recesión, el paro, la pauperización de las clases medias, el crecimiento de la exclusión social ayudan paradójicamente a la victoria definitiva del sálvase quien pueda, a la reducción del Estado de Bienestar a un Estado asistencial cada vez más jibarizado, a la sustitución de la legitimación democrática por una legitimación tecnocrática, a la evaporación de derechos sociales presentados ahora como legañosos escollos que impiden el crecimiento, la prosperidad, el triunfo de la productividad. La crisis fructificará en una transformación de la cultura política – hace treinta años se mantiene una batalla ideológica que ahora rinde frutos – y conducirá a una nueva mística del heroísmo del capital que, sobre todo, vender cínicamente el valor de la dureza. ¿Qué dureza? Bueno, la dureza a la que se refería Benito Mussolini en una frase excelsa: “El fascismo es el horror ante la vida cómoda…”
Todos nos resistimos a un cambio ahora mismo inimaginable, Se resisten también los empresarios, por supuesto, y ahí tienen ustedes el temblor de la dirección de la CEOE ante la rebaja de un 33% de la inversión pública para el año 2012. El presidente de la patronal, José Carlos Francisco, ha alertado que una disminución de la inversión productiva después de un año “tan complicado” como será 2011 “es realmente preocupante, por sus efectos multiplicadores en el resto de la economía, en particular sobre el empleo”. Difícil situación, en efecto. Al ser el Gobierno autonómico el principal asignador de recursos en este país, ¿qué ocurre cuando el Gobierno carece de recursos para asignar? ¿Qué ocurre cuando el Gobierno renuncia explícitamente – como en el resto de España y la UE – a emplear la inversión pública como instrumento anticíclico en una economía estancada y descuadernada? Lo peor, por supuesto. Tendremos empleo, pero será un empleo peor y de alma dickensiana. Tendremos empresas, pero sentenciadas a la mediocridad y a la debilidad porque sus posibilidades de investigación e innovación quedarán estranguladas. Tendremos democracia, pero solo para votar a los gestores indistinguibles de un desastre cotidiano.

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La Santísima Trinidad Argumental

El presidente Paulino Rivero insiste en que todavía es posible crear, antes de que se abran las urnas, 40.000 puestos de trabajo en Canarias. ¿O son ochenta mil? No lo recuerdo. Quizás el presidente sepa que se han creado ya 40.000 puestos de trabajo y, por pura modestia, no nos lo ha contado, y apenas quedan otros cuarenta mil por crear, vamos a ello, qué importa una raya más para un tigre. Tal vez el presidente mismo esté confundido.
–Oye, Marimar, ¿cuántos puestos de trabajo vamos a crear?
— Yo calculo que unos 42.125’5 hasta el 21 de mayo a las dos de la tarde.
— ¿Y ese 0,5?
–Ese es un gomero que será contratado en la NASA justo el día 21, pero que dimitirá al día siguiente para ser asesor parlamentario de Nacho González. No hay color.
— Ah.
No recuerdo, en ninguna coyuntura crítica anterior, un Gobierno capaz de anunciar una y otra vez la creación de decenas de miles de puestos de trabajo mientras la Encuesta de Población Activa, testarudamente, los desmiente todos los días, sin el respeto debido a la autoridad. Supongo que es perfectamente inútil llamar la atención gubernamental sobre el humilde concepto encerrado en la expresión “empleo neto”: la diferencia entre la creación de puestos de trabajo y la destrucción de los mismos. En Canarias se han producido contrataciones laborales, incluso en los peores momentos de esta endiablada crisis, pero, con la salvedad parcial del último trimestre del pasado año, no se ha producido empleo neto, por la obvia razón de que se ha destruido más empleos de los que se han creado. Ocurre algo similar a los asombrosos voladores lanzados al cielo con el desvío de turistas de Egipto o Túnez hacia Canarias: o la normalización política se impone en dichos destinos (y se acabó el maná) o se prolongan las convulsiones en el África Mediterránea y los precios de los combustibles continúan su alza imparable, con un impacto aterrador sobre cualquier perspectiva de recuperación económica. Y la Santísima Trinidad de los despropósitos del discurso gubernamental se completa con ese reproche, cargado de desdén demagógico, hacia los empresarios que no contratan. Esos empresarios que no consiguen un euro en créditos bancarios, ni que las administraciones públicas le paguen en tiempo y forma, ni logran vender un producto o un servicio con un 30% de paro y un consumo familiar hundido, y aun así, no contratan a nadie. Antipatriotas.

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Contradanza

Curiosa contradanza la que tenemos que bailar, con la máscara de la serenidad presionando los rostros deformes por el miedo, entre decenas de parejas llamadas comunidades autónomas y estados. Para alejarnos del abismo – el incumplimiento del déficit, penado con toda suerte de horrores y con la quiebra del Estado al fondo – tenemos que acercarnos al abismo – la asfixia del Estado, el estrangulamiento fatal de los servicios educativos, sanitarios y asistenciales públicos, la pauperización de la sociedad y el aumento de las desigualdades –. Para sobrevivir debemos masacrarnos. Para recuperar la salud optar por una anemia sistemática. Y sin garantías plenas de conseguirlo, por supuesto.
–Debe usted atravesar el Atlántico con argollas en los pies.
–Pero me voy a ahogar.
–Es posible. Pero repare en que le estoy concediendo una oportunidad, la única oportunidad realmente, para llegar a la otra orilla, donde volverán a brotar la leche y la miel.
–¿Seguro?
–No hay nada seguro en este mundo globalizado y lleno de oportunidades. ¿No ha visto la bolsa hoy?
Cerrar la liquidación del presupuesto autonómico de 2010 a finales de noviembre – con el objetivo de ahorrarse 250 millones de euros a cargo de pymes y autónomos que tienen en el Gobierno a su cliente preferencial– es una señal inequívoca de la extraordinaria gravedad de la situación económica que estamos viviendo. Yo solo pediría que María del Mar Julios dejara de anunciar impúdicamente la creación de 30.000 puestos de trabajo antes de mayo o que el propio Jorge Rodríguez – persona bastante más seria y mejor peinada – no nos profetice, por favor, que la crisis económica del Archipiélago comenzará a superarse en el año 2011. Lo primero es simplemente un rebuzno cínico y lo segundo una expresión retórica de buena voluntad más asociable a las supersticiones religiosas que a la realidad objetiva. En las próximas semanas o meses Rodríguez Zapatero se verá abocado a ejecutar nuevos recortes de los fondos públicos y otras medidas de hospiciana austeridad. En el primer semestre del año próximo España deberá refinanciar deuda por valor de más de 60.000 millones de euros si pretende evitar la bancarrota, sin contar con los costes públicos y privados de una muy posible intervención de la UE en Portugal. Creo que ya podemos decirlo sin ser demasiado truculentos: la danza continuará en el fondo del abismo y bailaremos sobre nosotros mismos al ritmo del chachachá de los deudores.

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