Gente sin

Emilio Botín, por supuesto. El presidente Rodríguez Zapatero le ha cogido el gusto por invitar a los plutócratas de referencia en este país. No se imagina uno siquiera a Sarkozy, a Cameron o a Merkel organizando estos saraos de móviles de platino y tirantes de armani que solo sirven para exhibir su propia impudicia dicharachera. Ni una nota para informar sobre lo hablado, y es que hasta para los escribas de La Moncloa debe ser difícil sintetizar la nada convincentemente. Lo único que ha trascendido es la desvergüenza de Botín diciéndole al presidente que lo mejor es que no convoque elecciones. Y el presidente sonríe. El presidente y sus adláteres pretenden prohibir cualquier debate sucesorio – curiosa expresión en una democracia parlamentaria – en el seno del PSOE, pero Botín puede pronunciarse al respecto delante el presidente y una veintena de multimillonarios. Hombre, quédate, que un año todavía puedes hacer mucho trabajo sucio, y el mejor pirómano siempre ha sido un socialdemócrata quemado hasta los huesos. Rápidamente el payasete alternativo monta una reunión con organizaciones de pequeños y medianos empresarios y les detalla en una frase su diagnóstico: “Los españoles no se merecen este Gobierno”. Prudentemente no adelanta si el suyo se merecerá la riada de votos que ya florecen en su barba.
Y el equipo de gobierno del Cabildo de Lanzarote, sopa minestrone de coalicioneros, pileros, conservadores y becerristas, sí, los mismos becerristas que sostienen la aventura progresista de Román Rodríguez para romper el malévolo techo electoral, que contratan a un postinudo catedrático de Derecho Administrativo para averigüar cómo no demoler los 27 hoteles y complejos de apartamentos cuyas licencias contravinieron el ordenamiento legal vigente, según el TSJC, y el catedrático les explica que, por supuesto, se trata de cambiar normativas, devolver competencias y suspender parcialmente los planes de ordenación y así los hoteles y apartamentos entrarán como la mano de Al Capone en un guante de acero y terciopelo, y todos se quedan haciéndose cruces por semejante prodigio de ingeniería jurídica, y el catedrático se va con su cheque, los constructores regresan con sus sonrisas, los candidatos suspiran de alivio por sus campañas.
Y el Gobierno regional metiendo a toda prisa, cinco días antes de la disolución del Parlamento, una ley que en todo caso será debatida y aprobada por la Diputación Permanente, para que el presidente de CajaCanarias siga siendo quien debe ser.
Sin pestañear. Sin despeinarse. Sin reparos. Sin vergüenzas.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

No les basta

“El número de todos los átomos que componen el mundo es, aunque desmesurado, infinito, y sólo capaz como tal de un número finito (aunque desmesurado también) de permutaciones. En un tiempo infinito, el número de las permutaciones posibles debe ser alcanzado, y el universo tiene que repetirse. De nuevo nacerás de un vientre, de nuevo crecerá tu esqueleto, de nuevo leerás esta misma página, de nuevo cursarás todas las horas hasta la de tu muerte increíble”. Así resume Borges, en Historia de la eternidad, la doctrina de los ciclos. Conviene recordarla – es inevitable recordarla — en época electoral. De nuevo nos atosigan las retóricas de la fiesta de la democracia, guatatiboa que dura lo que tardas en introducir la papeleta en la urna, de nuevo Coalición Canaria agita el patriótico espantajo de la ley de residencia e inaugura hasta las sombras de los semáforos, de nuevo el PP afirma que no bajará los impuestos y que reducirá felizmente las administraciones públicas hasta reducirlas a una cuatro manguitos y una fotocopiadora, de nuevo el PSC-PSOE enarbola la bandera de la regeneración democrática olvidando sistemáticamente su propia regeneración interna. Los más lúcidos pronostican un parlamento bastante equitativo entre las tres principales fuerzas políticas, y columbran pactos adacadabrantes y sorpresas mayúsculas. Lo más sorprendente, sin embargo, está ocurriendo aquí y ahora, frente a nuestras narices.
Lo más sorprendente es el contraste entre la estúpida trivialidad de las propuestas programáticas de coalicioneros, socialistas y conservadores, un pegajoso confetti de naderías, y la espeluznante situación social, económica y laboral que padecen los canarios. No basta un 30% de desempleo, un crecimiento económico casi estancado, un nivel de concentración de renta que ha crecido aun más vertiginosamente en los últimos cuatro años, unos sistemas públicos sociales y asistenciales al borde del colapso o la tendencia creciente de licenciados y doctores universitarios de emigrar buscando un curro digno. No bastan para que se propongan reformas estructurales, se revisen prioridades, se abjure de memeces propagandísticas, se evidencie un compromiso de consenso, se reconozca que esta crisis es una realidad sistémica que obliga a cambios y transformaciones si Canarias quiere sobrevivir como proyecto político y no arruinar totalmente su cohesión social. No basta para tratar a la sociedad civil como adulta y no como a una menor oligofrénica sometida a abusos nocturnos y diurnos.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 1 comentario

El derecho a la perplejidad

Un airado lector me señala, inteligente y educadamente, que desde hace un tiempo no dejo de zurrarle a las izquierdas: “No podemos asomar el hocico sin que usted se ocupe inmediatamente de apostrofarnos”, me viene a decir en su comentario, que he colgado en el blog de un servidor, donde lo pueden ustedes consultar. Y lo he hecho porque, al menos parcialmente, este lector tiene razón. Debo reconocerlo. Como pese a las más perfumadas leyendas que circulan por ahí no recibo instrucciones sarracenas que expliquen tal comportamiento, debo reflexionar unos minutos para encontrar una explicación. Y la explicación no es particularmente recóndita ni enigmática. Lo hago básicamente por irritación, por malestar, por angustia. Me ocurre – y así le he contado al lector – algo similar a lo que experimentaba el maestro Leonardo Sciascia en sus últimos y amargos años. Yo sé lo que es la derecha y dónde se encuentra, sé que abomino de la derecha y de sus pompas y sus obras, sus mistificaciones y sus cinismos, sus múltiples voces y sus recurrentes máscaras. Lo que no sé es donde está la izquierda. Porque el centro izquierda en el poder (para entendernos: la socialdemocracia) lleva treinta años haciéndose el harakiri y, con ocasión de la crisis que nos agobia material e ideológicamente, está dispuesto a harakirizarnos a todos bajo la promesa solemne de que se trata del mejor tratamiento para cualquier dolor de estómago. Y las izquierdas parlamentarias y extraparlamentarias representan una míriada de opciones pequeñas, diminutas y/o microscópicas sumergidas en la cacofonía, la pereza intelectual, el moralismo vocinglero y, demasiado a menudo, la cainismo más desaforado, satisfecho, cerril.
¡Indignaos!, nos dice Stéphane Hessel, veterano de la Resistencia francesa, y tiene toda la razón en pedirlo si los ciudadanos quieren seguir siéndolo. Indignarse es condición necesaria, una llama donde calentar el espíritu, pero no la condición suficiente. Porque incluso un programa mínimo de izquierdas que pudiera ser suscrito por socialdemócratas, comunistas, ecopacifistas– si tal milagro fuera posible – se encontraría desnudo de metodología política en el escenario político, social y económico vertiginosamente complejo del capitalismo globalizado. Rechazado el mito revolucionario y exangüe la democracia parlamentaria, ¿en qué ingeniería política podría basarse una estrategia progresista a favor de las mayorías, del Estado de Bienestar, del desarrollo sostenible, de una democracia no hipotecada y casi reducida a su caricatura? En estas circunstancias, sinceramente, ¿se le puede afear a alguien ejercer el derecho a la perplejidad?

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?

Tenga la vergüenza de escribir esas cosas en su casa

Habría que exigirle al Gobierno autonómico…Me detuve en la frase. No porque no supiera qué exigirle al Gobierno autonómico, sino porque había demasiado entre lo que elegir inútilmente… Entonces levanté los ojos de la pantalla y encontré frente a mi mesa a una mujer morena que me observaba con burlona curiosidad. Me sostuvo la mirada sin mayores dificultades durante varios segundos y después afirmo mientras simulaba preguntarme:
–Usted es González Jerez.
Generalmente respondo a esto que no, que es un primo segundo mío afectado desde chico por un problema neurológico, pero estaba cansado y dije que sí. La mujer se sentó y antes de encender un cigarrillo preguntó de nuevo:
–¿Me permite que me siente? Bien. Veo que está escribiendo un artículo. Aquí. En esta terraza. En esa ridícula tableta supermoderna y tal. ¿Pretende ser una versión tecnológicamente vanguardista de César González Ruano? ¿No sabe que para compararse con González Ruano no está usted lo suficientemente gordo y calvorota? ¿No puede escribir en su casa?
— Si no le importa…
— A ver que pone… “Hay que exigirle al Gobierno autonómico”… Pero qué bajo ha caído usted… Como si exigirle al Gobierno nada en una columna tuviera alguna utilidad…
— Las columnas son tan inútiles como las églogas o los sonetos…
–Usted transpira culturalismo ortopédico…Un letraherido como decía mi madre…
–¿Le decía eso su madre? A veces, sobre todo como lector, es difícil sobrevivir a una madre… Mire, señorita…
— ¿Señorita? Eso es una forma condescendiente de machismo…
— Bueno. ¿Cómo prefiere que la llame?
— Me llamo Encarna.
— Como su madre.
–Pues sí. ¿Algún inconveniente?
–Me imagino que plantearle inconvenientes sería tan inútil como exigirle nada al Gobierno.
— El Gobierno no es más que una abstracción. Toda este gaita de la crisis económica, de los mercados internacionales y los rescates bancarios lo que viene a demostrar es lo de siempre: los gobiernos, en lo sistemas capitalistas, operan como los consejos de administración de la burguesía…
–Admirable. Sobre todo admirable memoria lectora…
–Usted ha perdido la memoria de lo que son o no son las cosas y, sobre todo, de lo que pueden ser. Ha perdido cualquier rabia. En realidad nunca la tuvo…
— Eso se lo concedo.
–Por eso ha elegido la ironía. La ironía es paralizante. La ironía es la opción retráctil del que no toma ninguna opción.
— ¿Y cuál es su opción?
–Cualquiera que no me conduzca a escribir columnas como si fueran églogas…
–¿Pero usted escribe? ¿Es periodista?
–Son preguntas contradictorias. Aquí los periodistas no escriben. Juntan letras y se vengan diariamente de algo terrible que les debió hacer la sintaxis cuando pequeños.
–Usted, por supuesto, no sabrá definirme aquí y ahora la burguesía como categoría social…
–Voy a pedirme un café, no a hacerle un tratado de sociología… Un café con hielo, por favor… La verdad es que no sé porque pierde usted el tiempo con sus columnistas…
— No pierdo el tiempo, paso el rato…
— ¿No iría usted a escribir sobre las elecciones, no?
— Pues más o menos.
— ¿Ve usted? Al escribir sobre cosas que, en el fondo, carecen de importancia, de verdadera importancia política y económica, usted pone un granito de arena en la legitimación de este sistema podrido. En realidad usted forma parte, con todas sus irritaciones y sus murrias, de este podrido sistema…
— No será usted de Socialistas por Tenerife…
Encarna se puso realmente encarnada.
–¿Usted por quien me toma? Los de SXT son un grupito de gente que pierde una batalla interna en un partido y se van corriendo a fundar otro para que se note que son los buenos. Ahora descubren que el PSOE es socioliberalismo en el mejor de los casos. Que Dios les conserve la vista…
— ¿Izquierda Unida?
–No fastidies. No han firmado un acuerdo electoral con ese embaucador, Román Rodríguez, porque no les han dejado en el resto de Canarias. Con Román y con el PIL. ¿Sabe por qué Ramón Trujillo firma el acuerdo con SXT y estaba dispuesto a firmar con Román? Pues ni siquiera para ganar. Lo hizo para saber que existe. Para palparse la ropa y poder murmurar: “Estoy aquí, estoy aquí, estoy aquí…”
–Se van a dar una hostia de consideración.
–Bah, están acostumbrados. Y el responsable del hostión será cualquiera, menos ellos: la normativa electoral, el resto de IUC, los medios de comunicación, los que no se sumaron a la alianza por pura miopía política, desde luego. Cualquiera, menos ellos. Un día solo quedará un militante de Izquierda Unida en Tenerife y donará su cuerpo al Museo Arqueológico y así, por fin, podrán socializar algo…
— Es usted brutal…
— Es que insiste en presentarme como de izquierdas partidos que no son de izquierda. Incluso haciendo abstracción de los pintorescos y habituales fulanismos, son partidos reformistas, muy tenuamente reformistas, no lo que necesita Canarias.
— ¿Y qué necesita Canarias?
— Es obvio, aunque le asuste: una revolución.
— Caramba.
— Sí, una revolución, aunque se le antoje una barbaridad. ¿Ha visto lo que ha hecho la gente en Islandia? Pues eso.
— ¿Qué ha hecho la gente en Islandia?
— Borrón y cuenta nueva. Nueva Constitución. Nuevos partidos. Anulación de los abusos bancarios. Los bancos, nacionalizados, y un banco malo para meter todos los activos bichados. Procesos judiciales abiertos a los verdaderos responsables de la crisis y el empobrecimiento. Ya está.
— Es un resumen un poco apresurado. Habría que verlo…
— Parece usted Paulino Rivero…
— Mujer…
— Usted siempre lo llama “el presidente Rivero”…
— Es que resulta que es el presidente…
–“Vamos a ver si lo vemos”. Muy canario. Casi diría muy nacionalista burgués. En realidad es un lenguaje donde los trillizos se encuentran muy bien instalados…
— Ah, los trillizos. La Trilateral de CC, PP y PSOE.
— Ríase, ríase usted, pero no se olvide de los seis o siete nombres de los que siempre están en todo e intercambian sillas en la Cámara de Comercio y la CEOE…
— No vendrá usted de la Plataforma contra el PGO…
— Pues no. Otro nido de reformistas vocingleros… Aunque le reconozco que Felipe Campos…
–¿Felipe Campos? ¿Qué?
–Es un tipo atractivo…
— ¿Cómo?
— Sí, me cuesta reconocerlo, pero sí… A usted, por supuesto, se le antojará risible…
— A mi no se me antoja nada…
— Es que así…Tan fiero siempre… Tan indignado y dolorido… Hum…¿No le recuerda a Paul Newman?
— Sea por Dios…
–Como a todos los ateos no se le cae Dios de la boca…Pues a mí me parece que sí…Un Paul Newman con tuberculosis al que no le funciona bien la ducha, pero sí…Me tengo que ir… No puedo estar de cháchara con usted todo el día…
Se levantó, en efecto, y dejó un reluciente euro sobre la mesa. Se detuvo un momento y me dirigió otra mirada burlona:
— Se lo digo, sobre todo, como vecina: tenga por lo menos la vergüenza de escribir esas cosas en su casa…

Publicado el por Alfonso González Jerez en General 8 comentarios

Yo no soy yo

La caridad bien entendida empieza por uno mismo, y el cinismo temeroso de la frase no oculta su evidente pragmatismo. Lo comprendió perfectamente el alcalde de Garachico, Ramón Miranda, cuando pagó la indemnización a la que le obligaba una condena judicial con fondos procedentes del Patronato Municipal de la Residencia de Ancianos. ¿Por qué el Patronato Municipal de la Residencia de Ancianos? El señor Miranda está en la flor de la edad, y aunque las nieves del tiempo no platean todavía sus sienes, quizás si hayan caído sobre un corazón avejentado por latir tan intensamente por Garachico. Hace unas semanas, en declaraciones a una emisora radiofónica local, Ramón Miranda aseveró que no llevaría a ningún imputado en la lista electoral coalicionera al ayuntamiento que considera más suyo que el tubo de fijador de pelo. Sin duda por pura humildad se olvidó de sí mismo, porque, en realidad, y como consecuencia de una denuncia sobre el mencionado ordeño del Patronato de la Residencia de Ancianos, Miranda se encuentra imputado por un delito de malversación de fondos públicos, y prestó declaración al respecto el pasado febrero en el juzgado de instrucción número 1 de Icod de Los Vinos.
El alcalde fue condenado en 2007 por intromisión ilegítima al honor de un ciudadano, Luis de Ayala, al que puso a caldo en unas declaraciones públicas: indemnización y costas. He leído la declaración judicial del señor Miranda, que puede resumirse como un ejercicio que combina la prosa dadaísta más inspirada con la desvergüenza más arrogante. Según el señor Miranda, el que había insultado al señor de Ayala no era él, sino el alcalde, es decir, el ayuntamiento, y por lo tanto, resultaba absolutamente lícito que la corporación corriera con los gastos de sus purulentas hemorragias verbales. Yo jamás he escuchado a un ayuntamiento insultando a alguien, pero debe ser algo particularmente impresionante.
–Eh, tú…¡Tú, escúchame!
–Esa voz… ¿Dé donde sale? ¿Quién es?
— Soy yo, el ayuntamiento. Eres un gilipollas.
Una vez que el ayuntamiento habló y se emitió el fallo condenatorio, Ramón Miranda, 47.000 euros anuales de sueldo, no tuvo más remedio que acudir a la lata del gofio municipal. Y quizás eligió las arcas del Patronato de la Residencia porque este establecimiento se levanta sobre un terreno expropiado, precisamente, al señor Luis de Ayala. Una laberíntica expresión de vengativo resentimiento.

Publicado el por Alfonso González Jerez en General ¿Qué opinas?